www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
Parte 1/2
 
Carta al Tocororo (I)
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

Endémico, inextricable y no visto Tocororo, Tocoloro o Guatiní:

Tocororo

Ha de ser porque tu nombre científico es muy variado y contradictorio. Unos dicen que te llamas Trogon temmurus; otros, que Priotelus Temmurus, de la familia Trogodinae, orden de los Trogoniformes, pero te juro por mi madre que jamás te he visto vivo y coloreando, comiendo aguacatillo, destellando luminosidad, posando para la postalita. Lo más probable es que tu apodo fino sea la causa de tu invisibilidad, porque en la Cuba actual, un trogón la pasa muy mal, sobre todo porque la familia no ayuda mucho a menos que esté afuera. Que uno sea pajarraco vistoso y Trogoniforme por orden, ya complica la jugada.

He leído que eres medio pariente de los quetzales, esas aves tan exuberantes y guatemaltecas, que se han salvado porque a Centroamérica no lograron llegar los cheyennes. Y también que no resistes el cautiverio. Es lógico. En cautiverio uno no puede estar mostrando la pluma, por muy bonita que la tenga, a menos que quiera posarse constantemente encima de cualquier huevo. Es muy loable que algo, siendo todo lo pajarito que se sea, rechace las jaulas.

Hay datos comprobados de que cuando has sido apresado comienzas a darte trancazos contra los barrotes, hasta que la diñas, lo que me da la medida del poco cerebro que tienes. Para que te consideren pájaro nacional hay poco coco, y luego nos la damos de inteligentes y vivos, teniendo como representante un pollo que no le juega cabeza al celador. ¿O está diseñado todo esto a propósito?

Reventarse contra la valla resulta muy heroico de tu parte, pero hay otros métodos, como pensar que la jaula es más amplia, y al menos te permiten agarrar por ti mismo el aguacatillo, o suplirlo por frutos similares. O esperar, sin partirse uno mismo la ventrecha contra la valla, a que se vaya el cazador, aunque ya eso cuesta mucho y uno se impacienta cuando ve que la color de la pluma se va desvaneciendo. Mas, con la primera opción, la de no ver el enrejado, se va tirando. Con esa noción de amplitud limitada viven manadas de otros pájaros, y qué digo manadas, verdaderas piaras, rebaños completos. A eso, en ecología, se le llama ecosistema. En política, hay quien lo conoce como patria.

Sospecharás, en viéndome la defecación, que no vine a alabarte, sino preocupadísimo por esa costumbre nuestra de hacer nacional todo lo aparentemente bonito, y lo que se nos ocurre —como han hecho contigo—, que es responsabilidad grande y penosa. Declarar ave nacional a un pájaro que nadie ha visto, que no concede entrevistas, que tiene un rugido tan triste, feo, poco apropiado para el ambiente rítmico de la Isla, y que para echarle una ojeada hay que irse a encaramar a la Sierra Maestra, o a zonas del Escambray, como están los pasajes, es de necios.

Era más simple otorgarle el galardón a un mamífero más cercano, como el gorrión, el sijú, el flamenco o el zunzún. Y si ninguno cumpliese las normas técnicas, ahí está, dispuestísima, la oca, cuya pasta ha salvado a más de un ente cuando enta, que cumpliendo el refrán, al pájaro se le conoce por el chisguete.

No digo que se elija al Pájaro Loco —que de seguro tendría muchas votaciones—, no estamos como para importar volátiles, pero ahí tenemos también al pitirre, que ha sido usado ocasionalmente cuando conviene ejemplificar lo de Goliat y David, cada vez que le cae encima al aura tiñosa. Pero el pitirre es una especie de ladillácea aérea, que siempre termina haciendo el ridículo con su obstinación.

Sin embargo, ahí mismitrico andan la tojosa y el sinsonte. Y que me diga alguien que hay pájaro más mentado en la música que el sinsonte, si hasta acomoda en la rima de cualquier repentista de tercera. No hay verso que se respete, que vaya a cerrar con monte, que no lleve un sinsonte de reponte, en una relación casi marital. Y la tojosa aparece cuando menos se le espera, con su tierno color terroso, sin hacer otra cosa que posarse, arrullarse, llenarse el buche, y mirar tontamente el crepúsculo. En fin, que es el modelo más deseado de cualquier gobierno autoritario.

He buscado por doquiera que yo voy, a ver si tenía suerte y te veía esos colores de bandera cubana entre el follaje, pero nada. Revisé en nuestro acervo musical, y el sinsonte te gana con ventaja. Incluso la diminuta bijirita se cuela en más canciones que tú. Y no te digo del colibrí, ese vibrador errante, que tiene par de canciones propias. Hasta la lechuza goza de estribillo en lengua, con aquello del "sunsundamba é, pájaro lindo de la madrugá", que los menos enterados y alegremente come gofios cantan, como si fuera alabanza al zunzún, cuando ese pájaro no se levanta tan temprano.

1. Inicio
2. Solamente hallé...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Carta a Moisés ben Maimón
RFL, Miami
Lecciones de vida
ENRISCO, Nueva Jersey
Carta a Diego Grillo (II)
RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Miami
Carta a Diego Grillo (I)
RFL, Barcelona
Carta al Tocororo (II)
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir