www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
Parte 4/4
 
Carta al Tocororo (II)
por RAMóN FERNáNDEZ LARREA, Barcelona
 

O quizá la vía más rápida para que adquieras relevancia sea el turismo. He aquí un programita turístico actual, que tiene como objetivo enseñarle a los visitantes nuestras bellezas más insignes, antes de que Heliodoro termine de descuajeringarlas con ayuda de Dios y los huracanes.

Usted vive afuera, hostigado por la nieve, el consumismo, los osos, el liberalismo, las mafias y el Internet, y quiere pasar unos días de humberto solaz y esparcimiento. Para ello, le ofertamos lo siguiente: "Paseos por parques naturales del occidente y centro insular, donde se podrán ver y escuchar en su hábitat natural aves endémicas como el Tocororo, el Zunzuncito y la Cartacuba —no confundir con la Cartablanca, pues luego de cuatro ingestiones de Cartablanca uno ve Tocororos, zopilotes, ornitorrincos y ñandúes carnívoros hasta debajo de la almohada—".

Programa para los distinguidos visitantes (sordos abstenerse)

Día 1: Recibimiento en el Aeropuerto Internacional José Martí, La Habana. A cada visitante se le regalarán plumas de tocororo. Traslado hacia un hotel tres estrellas escuchando discurso de Tocororo Macho donde anuncia que Cuba será potencia mundial en producción de ese tipo de aves. Arrojamiento y cena, consistente en huevos de tocororo.

Día 2: Desayuno y check out —no sabemos qué tipo de pájaro es el check out, pero siempre es susceptible de cambiar por postales de tocororos—. Traslado hacia el Valle de Viñales. Conferencia sobre aves endémicas y algunas anémicas. Almuerzo libre, de tocororos, consistente en pollo frito. Recorrido por el Valle para la observación de aves terrestres y escuchar el canto del ruiseñor. Si el ruiseñor estuviera enfermo será sustituido por El Jilguero de Cienfuegos.

Día 3: Salida sin desayuno, para irse aclimatando a la realidad de la Isla. Quien encuentre un tocororo será premiado con pan con pasta –de oca-. Observación de aves endémicas como las auras tiñosas, y recital de imitación del tocororo por parte del presidente de Venezuela, que quiere agradar a Tocororo Macho. En la noche, velada cultural que resultará en realidad una desvelada revelada, con la obra Tocororo, bastión antiimperialista.

Día 4: Viaje a Santa Clara. Visita al monumento del guerrillero heroico Ernesto Chek out —por regla—. Observación del cielo en busca de tocororos. Charla levemente demagógica, donde los ilustres visitantes serán instruidos en cómo el Tocororo en Jefe salvó de las fauces del imperialismo al niño Elián que abrazaba un tocororo.

Día 5 y final: Antes de viajar emplumados al aeropuerto Internacional José Martí aprenderán todo lo que el DOR ha publicado sobre lo que supuestamente escribió José Martí sobre el tocororo. Almuerzo en el restaurante habanero El Tocororo, y sesión de terapia manual para aprender a fabricar un tocororo. Demostración de habilidades aprendidas en la pista de la terminal aérea: todos los turistas treparán al avión por un tronco.

Y luego, en sus países, hablarán del pajarito misterioso que se enfrentó a la mafia de Miami armado solamente de su dignidad y sus colores —no se mencionarán las ojivas nucleares soviéticas— derrotándolo en 72 horas aunque la Isla se haya quedado luego sin luz, combustible, y alegrías.

Si me hubieran dejado escoger a mí, yo habría hecho pajarito nacional a la yaguaza, que al menos tiene que ver con el arroz. O al mismo pollo de granja. Aunque si me pongo a pensar, ese pobre animal también está perdido. Quizá anda contigo en la jungla intrincada, trepando, sin chiflar —para que no lo descubran— y negadísimo a hacer nidos. Siempre nos quedará el jurel para nombrarlo ave nacional. Basta que a Él se le ocurra. Total, si en la Isla puede pasar cualquier cosa. Y una espina más no importa, siempre que pase por su pluma.

Como plátano pa' sinsonte,

Ramón

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