La particular situación por la que atraviesa Brasil después de elegir a un tornero mecánico como presidente de la República, ha despertado la curiosidad de académicos e ideólogos. El interés de los teóricos de la izquierda europea en particular, y de los estudiosos del socialismo en general, se había potenciado

Presidente brasileño Luiz Inacio 'Lula' da Silva.

adicionalmente a partir de la celebración en Brasil del III Foro Social Mundial o Foro de Porto Alegre, simultáneamente con el tradicional Foro Económico Mundial en Davos.

La victoria electoral de Lula da Silva ha hecho cristalizar —quizá por no esperada— a una denominada "nueva izquierda", de la cual es difícil imaginar los postulados básicos, pero de la que pueden comenzar a deducirse puntos constitutivos identificables, en contraste con ciertos postulados caducos.

En primer lugar, se recalca su compromiso democrático con el uso de métodos pacíficos, lo cual la inserta de lleno en el acontecer político de sus respectivas naciones. En contraste, la anterior línea "revolucionaria" implicaba el uso de la fuerza, bien a través de las armas —las guerrillas comunistas— o la guerra directa de conquista —final de la Segunda Guerra Mundial en los países de Europa Oriental conquistados por la antigua URSS—, o incluso mediante el golpe de Estado, como pretendieron los soviéticos en Afganistán y Etiopía.

La vía democrática en el socialismo había sido experimentada previamente por la socialdemocracia europea, criticada entonces por los auto intitulados "revolucionarios", que llegaron a tildarla de traidora en la primera mitad del siglo XX. Sin embargo, la nueva izquierda abraza ahora la vía institucional como forma más adecuada de lucha social. De hecho, ha conseguido, por esta vía pacífica, llegar al poder. Habiendo gobernado en casi todas los países europeos, en América Latina su más importante representante es el socialismo chileno, actualmente en el gobierno.

Lula da Silva aún no ha dado la tónica teórica de su nueva izquierda, pero ha comenzado a expresar conceptos relevantes a partir de los cuales pueden inferirse algunos principios que subyacen en su ideología, todavía personal. En el discurso que hiciera ante los participantes del III Foro de Porto Alegre, el flamante presidente brasileño expresó una noción que pudiera diferenciarlo de las izquierdas latinoamericanas tradicionales:

"Lo que nosotros no podemos es quedarnos presos dentro de nuestro mundo creyendo que todo el mal que nos rodea es por causa de alguien de fuera (…) Es más o menos como en una familia donde, de repente, aparece un hijo envuelto en las drogas, y en lugar del padre y la madre discutir y saber dónde es que está el defecto en ellos, comienzan a culpar a la escuela, al vecino, el enamorado, en lugar de sentarse a ver dentro del padre y la madre para preguntarse a sí mismos lo que dejaron de hacer para que el hijo no fuera drogadicto".

Este es un concepto clave que podría diferenciar la ideología de Lula da Silva del marxismo habitual, sustentado en la región por Fidel Castro y Hugo Chávez. La Unión Soviética desarrolló la teoría de que las causas de la pobreza de los pobres había que buscarlas en la riqueza de los ricos, lo cual dio lugar a largos tratados y conformó toda una filosofía que llega hasta hoy, a manera de legado. El discurso de Fidel Castro en la Reunión sobre el Financiamiento para el Desarrollo, celebrada a inicios de 2002 en Monterrey, México, es una pieza básicamente dedicada a proclamar la supuesta relación causal entre la pobreza de los pobres y la riqueza de los ricos. Muy lejos de esta teología, Lula da Silva antepone una actitud autocrítica en Porto Alegre: