Aunque no lo menciona, evidentemente el gobernante cubano trata de alinear a los países del CARICOM contra el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), mientras que el presidente chileno fue invitado a Jamaica para referir algunas de sus ventajas.

Los dirigentes del CARICOM deben asegurar que se cumplen los plazos para el establecimiento del Mercado y Economía Únicos del Caribe (CSME, siglas en inglés), previsto para 2005.

Esa es también la fecha para la entrada en vigor del ALCA, para la que varios países del hemisferio, entre ellos los del Caribe, han pedido un retraso hasta finales de ese año, para asegurar así la supervivencia de sus pequeñas economías.

El representante de Comercio de los Estados Unidos, Robert Zoellick, que mantuvo encuentros en Jamaica con los responsables de las economías caribeñas, ha rechazado un posible retraso, afirmando que nadie puede obligar al CARICOM a firmar el acuerdo si no lo desea.

En espera de la implementación del CSME, dos miembros del CARICOM —Trinidad y Tobago, y Jamaica— han anunciado ya su intención de establecer acuerdos bilaterales de comercio un año antes de la entrada en vigor del Mercado y Economía Únicos.

Aquí puede estar otra de las claves de la ausencia de Castro: si el Gobierno de Jamaica, país sede, está pensando en adelantarse para firmar acuerdos de comercio con Estados Unidos, aquella sede no le ofrecía el escenario adecuado para sus arengas contra el ALCA.

Por otro lado, Trinidad y Tobago hasta ha manifestado su propósito de ofrecerse como sede del ALCA, lo que debe constituir para Fidel Castro una verdadera herejía.

En su mensaje, el dirigente cubano señala que "no hay otro grupo de países en nuestro hemisferio que haya alcanzado lo que el CARICOM en términos de concertación política, económica y social".

Los ejemplos antes mencionados muestran que las frases rimbombantes del mensaje de Fidel Castro no coinciden con las realidades que se viven y debaten en el seno del CARICOM.

Si bien es cierto que el mandatario cubano no ofrece oficialmente ninguna explicación para su ausencia, el texto del mensaje sugiere que se ha quedado en la Isla para preparar las defensas ante la inminente invasión norteamericana. Basta mencionar algunos pasajes:

"Estamos sometidos a una guerra subversiva que viola los más sagrados principios del Derecho Internacional y demás normas que rigen la convivencia pacífica entre los Estados. Se intenta destruir el orden constitucional cubano, tratando de fabricar una ficticia oposición con un puñado de mercenarios". "Alentados por la retórica anticubana del presidente Bush, se acaba de anunciar la creación en Miami de otra organización que propugna un bloqueo internacional a Cuba y una intervención militar 'multilateral' contra nuestro país".

Nada, que quizás el Comandante en Jefe, siguiendo los consejos de Sadam Hussein, esté preparando vídeos desde lugares secretos, reunido con algunos generales, para hacer llamamientos a la resistencia a la invasión, que después "alguna mano amiga" haría llegar a la CNN.

Inspeccionar túneles resultaría para Castro más importante que trasladarse a Jamaica. No tendría que encontrarse allí con el presidente Lagos como "invitado especial", o con el dominicano Mejía, que nada menos que se propone enviar tropas a Irak. Tampoco con el norteamericano Zoellick explicando las ventajas del ALCA. A buen entendedor, para esta ausencia no eran necesarias muchas explicaciones.