www.cubaencuentro.com Viernes, 18 de julio de 2003

 
  Parte 1/3
 
Una jugada electoralista
Gabriel Salvia, director del Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL), evalúa la política argentina hacia La Habana, entre otros asuntos.
por MICHEL SUáREZ, Valencia
 

Al fundarse en febrero de este año, en Buenos Aires, el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina, asumía entre sus objetivos "observar y promover el respeto a las libertades civiles, políticas y económicas en los países de Latinoamérica, con especial prioridad para el apoyo a la causa democrática en Cuba". CADAL respalda, principalmente, el Proyecto Varela y el periodismo independiente en la Isla.

El proyecto Varela

La visita de Fidel Castro a Argentina, la nueva postura de ese país ante la Comisión de Derechos Humanos y el entorno político latinoamericano, son temáticas abordadas por el periodista y escritor argentino Gabriel Salvia, director de esa institución.

Algunos no han dudado en calificar de electoralista la abstención argentina en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra, con respecto al tema cubano. ¿Es posible que así sea?

Sí, efectivamente. Fue una jugada electoralista, porque el mismo Gobierno de Eduardo Duhalde fue el que votó a favor de la resolución que condenaba a Cuba el año anterior. Y para todos es conocido que la violación de los derechos humanos en Cuba no sólo se ha mantenido, sino que se ha incrementado con las detenciones masivas y los fusilamientos, porque otro tipo de detenciones ha habido todo el tiempo. La jugada fue electoral porque el candidato oficial, Néstor Kirchner, estaba respaldado por Duhalde. Y que el Gobierno argentino cambiara su voto, implicaba que un sector del electorado de izquierda votaría a su favor. Eso es algo muy criticable, porque significa someter la política exterior a unas elecciones, lo cual es de muy bajo nivel político.

¿Cómo puede interpretarse la actuación del presidente regional, Aníbal Ibarra, al entregarle a Fidel Castro la Medalla de Buenos Aires?

El jefe de gobierno de Buenos Aires quizás sea el personaje que merezca las mayores críticas. Antes de dedicarse a la política, era un hombre de la justicia. Fue fiscal, profesor de derecho penal y era una persona que enseñaba las garantías constitucionales y procesales en las universidades. Nos consta que recibió la petición fiscal de los juicios sumarios a los disidentes y periodistas independientes. Es uno de los que menores dudas debía tener sobre la violación de los derechos humanos en Cuba. Nosotros se la entregamos en la Feria del Libro en abril. Ibarra es un penalista que fue muy crítico con la dictadura militar argentina. A su vez la dictadura argentina no era condenada en Naciones Unidas, porque a eso se oponía la dictadura de Fidel Castro por orientaciones de la Unión Soviética, que tenía intereses comerciales con Argentina. La izquierda argentina es muy hipócrita.

Hubo muchos agasajos y escasas protestas…

No hubo protestas masivas. Un senador le entregó a Castro una copia del Proyecto Varela en presencia de los presidentes Jorge Battle y Ricardo Lagos. Por eso, algunos diarios tomaron nota y titularon que Castro no iba a volver a Cuba con las manos vacías.

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