www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 1/2
 
Venezuela: La oposición debe ofrecer una visión inclusiva
por MARIFELI PéREZ-STABLE, Miami
 

Venezuela fue alguna vez un país aburrido. En 1958, la clase política puso fin a décadas de regímenes caudillistas y creó las bases para el gobierno democrático. Hasta finales de los setenta, una clase dirigente sensata, unos partidos políticos vigorosos, unas fuertes organizaciones populares y los ingresos generados por el petróleo, consiguieron sostener una estabilidad inusual en América Latina. Un terreno común unió a los venezolanos.

Hoy, en cambio, el país se encuentra peligrosamente polarizado. Tras una serie de huelgas y un fugaz y fallido golpe de Estado para derrocar al presidente Hugo Chávez, la oposición espera aplicar el
Hugo Chávez
Chávez muestra las firmas en 'Aló, Presidente'.
acápite constitucional que permite la celebración de un referéndum extraordinario.

Cerca de 3,4 millones de ciudadanos, un millón más de los requeridos, firmaron una solicitud a tal efecto. Sin embargo, el Consejo Nacional Electoral (CNE) casi había descartado esa posibilidad, aceptando 1,8 millones de firmas y poniendo en duda hasta 1,1 millones, además de programar un período de dos días de verificación previsto inicialmente para el 18 de marzo.

La Organización de Estados Americanos y el Centro Carter criticaron la decisión del Consejo, asegurando que no habían observado ninguna irregularidad importante en noviembre pasado, cuando se recogieron las firmas. En cualquier caso, la oposición ha rechazado este período de "reparaciones". Ya en alza, los enfrentamientos violentos entre chavistas y antichavistas parecen destinados a continuar.

Ahora, sin embargo, el brazo electoral de la Corte Suprema que se inclina a favor de la oposición ha revertido la disposición del CNE, aceptando más de 870.000 de las firmas rechazadas, y ha dispuesto un período de verificación sólo para aquellos ciudadanos que deseen "repudiar" sus firmas. Aun así, el referéndum no parece inminente. Anteriormente, el brazo constitucional de la Corte Suprema que se inclina a favor de Chávez ha exigido jurisdicción sobre el CNE y debería tomar una decisión en los próximos días.

En 1998, cuando Chávez fue elegido, hacía tiempo que la crisis venezolana venía gestándose. Volviendo la vista atrás, la muy loada estabilidad se había pagado a muy alto precio. El sistema político, si bien asentado en fuertes instituciones y una cultura de compromiso, se fue anquilosando gradualmente. La clase política progresaba moderando demandas, maquinando concesiones y repartiendo donativos, lo que beneficiaba a la clase media, a los trabajadores sindicalizados y a no pocos campesinos. Pero poco llegaba a las clases más pobres, que apenas sobrevivían al margen de la sociedad.

Las primeras señales del desastre aparecieron a mediados de los setenta, al reducirse los ingresos por el petróleo. El Estado respondió a tiempos difíciles con déficits crónicos. Ni el sector público ni el privado habían priorizado nunca la diversificación económica.

Las importaciones —que no la producción interna— habían suplido cómodamente la demanda de los consumidores. El petróleo había conseguido proporcionar una imagen, ampliamente aceptada, de una Venezuela opulenta, cuando, de hecho, lo que estaba haciendo era paralizar el desarrollo del país.

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