www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
Ginebra, primer round
¿Cambios para Cuba en los derechos humanos? Para las calendas griegas.
por MARY SIMóN, Ginebra
 

Los ataques verbales del jefe de la cancillería cubana, Felipe Pérez Roque, contra la representante del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, la jueza francesa Christine Chanet, a quien ha calificado de instrumento al servicio del gobierno de Estados Unidos, no deja espacios para pensar en que las críticas o presiones internacionales puedan promover alguna variación en el discurso de la diplomacia castrista.

En efecto, La Habana no sólo rechaza cualquier tipo de crítica en el ámbito de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU (CDH), sino
Felipe P. Roque
Canciller Pérez Roque: De la retórica al insulto.
que ha reiterado que no acepta recibir a un representante del Alto Comisionado. Según Pérez Roque, no es nada personal contra la funcionaria designada, sino contra el "mandato espurio" que le dio origen.

Y algunos expertos se preguntan cómo se explica que no sea nada contra esa funcionaria, si al mismo tiempo le dicen que ha hecho un "informe politizado y parcial" y que "ha terminado actuando como instrumento al servicio del gobierno de Estados Unidos".

El titular de Exteriores estableció diversos y habituales niveles comparativos con Estados Unidos durante su discurso, con el objetivo de sensibilizar a una buena parte de los países del Tercer Mundo miembros de la Comisión. En tanto, empleó calificativos en extremo duros, como el de "despreciables lacayos" para referirse a gobiernos que, como el de la República Checa, han promovido desde 1990 sucesivos proyectos resolutorios sobre las graves violaciones en la Isla.

A los de Uruguay y Perú les repitió que habían "jugado un ignominioso papel, en contra de la voluntad de sus pueblos", en tanto no escatimó en epítetos contra la administración Bush, desde "desvergonzados" hasta "cínicos".

Comoquiera que se ha estado manejando que en esta sesión 60 de la CDH, el proyecto resolutorio sobre Cuba sería presentado por Costa Rica, el canciller la ubicó entre lo que él define como "nuevo peón al servicio del amo imperial", para seguidamente cuestionar los compromisos en materia de derechos humanos del vecino país latinoamericano, criticando abiertamente la política que mantiene en cuanto a palestinos e israelíes y poniendo en duda que intentasen hacer lo mismo en relación con los condenados a muerte en Estados Unidos.

Siempre vinculando la política norteamericana hacia la Isla, Pérez Roque presentó "su verdad", emplazando también a la Unión Europea. En su opinión, los comunitarios no se enfrentarían en el caso de Cuba en la CDH, por lo que los tildó de "hipócritas" y de "doble moral". Sin tapujos, dijo que en todo caso deberían callarse y "no ser cómplices de la agresión a Cuba".

El factor del peligro o los supuestos planes de agresión militar por parte de Estados Unidos —que en estos escenarios prácticamente aparece vinculada siempre a la cuestión del embargo—, se ha reforzado en las intervenciones de funcionarios del gobierno de La Habana en los últimos meses, muy en particular desde la segunda mitad de 2003.

Y tampoco podía faltar el recordatorio a los países del Tercer Mundo —sobre todo a aquellos que son miembros de la CDH y han sido beneficiados por la cooperación cubana— de la "desinteresada ayuda", sobre todo a los latinoamericanos, y de la cantidad de jóvenes que se han graduado en Cuba o de los más de 15.000 médicos que trabajan en 65 naciones.

El gobierno cubano ha rechazado también las acusaciones de que "no coopera" con la Comisión y se ha referido a la visita que hace 15 años hizo una delegación (presidida en ese momento por el embajador senegalés, Alioun Sene), y la de 1995 del entonces Alto Comisionado, el ecuatoriano José Ayala Lasso.

El ministro Pérez Roque dijo que es "mentira" la idea de que la resolución sobre Cuba sea de tipo procesal, "porque todo el mundo sabe que Estados Unidos la proclamará como la condena de Cuba". Como tampoco el gobierno acepta —segun dijo— que se le acuse "de manera arbitraria, politizada y discriminatoria" y que "los acusados sean siempre países del Tercer Mundo".

Todo ello hace presumir que durante esta sesión 60 de la CDH, la delegación cubana y las posiciones que defiende no presentarán cambios en sus tradicionales lenguajes retóricos, llenos de resentimiento y de odio hacia todos aquellos que intenten cuestionarse la realidad propagandizada durante más de cuatro décadas, de las virtudes de un sistema que todavía hoy mantiene una libreta de racionamiento, impone limitaciones extremas de libertad de expresión y de asociación, y que ha recibido enormes críticas por las masivas detenciones y la ejecuciones de la primavera de 2003.

En resumen, que el cambio queda para las calendas griegas.

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