El pasado 26 de abril, la coalición opositora venezolana Coordinadora Democrática (CD) decidió "por consenso" asistir a la fase de confirmación de las firmas "dudosas" a favor de un referendo revocatorio contra el presidente Hugo Chávez. Es una decisión riesgosa, pero necesaria para mostrar ante la sociedad de ese país suramericano y la opinión pública internacional que se agotan los caminos constitucionales frente a un régimen que ha creado un sistema casi omnímodo sobre el Poder Judicial y las Fuerzas Armadas Nacionales (FAN).

Chávez (dcha.), Rangel: ¿Más de lo mismo?

La oposición mostró sus divisiones antes de adoptar esta decisión y algunos de sus dirigentes hicieron llamados para lanzar nuevamente un movimiento de "desobediencia civil". Sería bueno que recordaran que la huelga general que convocaron contra Chávez, desde el 2 de diciembre de 2002, y que duró hasta febrero del siguiente año, sirvió para fortalecer al régimen, que en gran medida doblegó al poderoso movimiento sindical y se apropió del poder total sobre la empresa petrolera (PDVSA). Deben estar bien creadas las condiciones, y demostrado ante el pueblo venezolano que los caminos democráticos están cerrados, antes de un nuevo llamado a la desobediencia.

Si algo deben recordar los dirigentes de la oposición en Venezuela, es que Fidel Castro es el principal mentor de Chávez. Una de las tácticas del régimen cubano ha sido introducir entre los opositores cubanos a elementos extremistas, que después se han destapado como agentes de la Seguridad del Estado.

Es cierto que la situación en Venezuela está llegando al límite y que la oposición corre varios riesgos en este proceso de confirmar las firmas "dudosas". En primer término, hay que tener presente que la recogida de firmas para solicitar el referendo se realizó entre el 28 de noviembre y el 1 de diciembre de 2003. El Consejo Nacional Electoral (CNE), utilizando todas las tácticas dilatorias imaginables, demoró hasta el 2 de marzo para dar su veredicto y validó apenas 1.910.965 firmas, de las más de 3,4 millones de rúbricas presentadas por la oposición.

Ahora se propone que el proceso de confirmación de las firmas se realice del 27 al 31 de mayo, y el CNE dice que se compromete a divulgar los resultados el 4 de julio, para que el referendo revocatorio pueda celebrarse el 8 de agosto. Pero, ¿quién garantiza que en esta ocasión cumpla lo prometido, si en la primera recogida de firmas necesitó tres meses para dar su veredicto? ¿Puede alguien garantizar la imparcialidad, si ya antes tantas firmas fueron anuladas o decretadas como "dudosas"?

Maniobras de dilación

Chávez cumple la mitad de su mandato precisamente el 19 de agosto. Una de las maniobras previstas es que pueda traspasar el poder al vicepresidente José Vicente Rangel, quien hasta tiene una apariencia más respetable que la del ex teniente coronel golpista. Si son convocadas nuevas elecciones, Hugo Chávez surgiría como candidato, contando con todo el respaldo del poder gubernamental, cuando la oposición lo que pretende con el revocatorio es alejar a Chávez del mando. O la otra variante es que Chávez acepte dejar el cargo, en manos de Rangel, hasta que se cumpla el mandato y seguir gobernando desde la sombra. Esta segunda hipótesis es poco probable, porque no encaja en el estilo personalista del actual mandatario venezolano.