Con el mismo pretexto fueron incorporadas las "registradoras de huellas dactilares". Alrededor de 12.000 máquinas "caza huellas" fueron instaladas, con el fin de impedir que algún elector votara más de una vez. El registro de las huellas de los pulgares derecho e izquierdo provocó mucho retraso, ya que muchos tuvieron que someterse varias veces al proceso, por fallas en las máquinas. Hasta Chávez tuvo que repetir el procedimiento dos veces, porque la primera máquina no reconoció sus huellas.

Durante casi todo el 15 de agosto el suspenso sobre la votación se mantuvo. El CNE prohibió a los bandos políticos y a los medios de comunicación revelar resultados parciales, antes de que lo hiciera el órgano electoral. Pero cuatro horas antes de que los colegios cerraran, se filtraron los resultados de la encuestadora norteamericana Penn, Schoen & Berland Associates. Aunque no fueron divulgados por los medios, el rumor sobre los resultados se corrió de boca en boca.

De acuerdo con la reconocida consultora de opinión, la encuesta que realizara "a boca de urna" a la salida de los centros electorales, "muestra derrota mayor para Chávez". Según ese sondeo, un 59 por ciento votaba por revocar el mandato del presidente. Mientras que el 41 por ciento apoyaba su gestión. Con ese adelanto, la oposición podía dormir tranquila. El SÍ había ganado. Chávez ya estaba revocado.

Sí pero no

El país dormía cuando Francisco Carrasquero, presidente del CNE, dio el primer parte del revocatorio, que daba como ganador a Chávez, con el 58,25 por ciento de los votos. O sea, la opción del NO se había impuesto con 4,99 millones de votos.

Por el SÍ de la oposición había votado el 41,74 por ciento de los electores, lo cual equivalía a 3,58 millones de votos. A la Coordinadora Democrática le tomó hora y media darse cuenta que había perdido. El primer líder opositor en reaccionar fue Henry Ramos, dirigente de Acción Democrática, quien aseguró: "vamos a recabar los elementos probatorios para comprobar ante Venezuela y el mundo el gigantesco fraude que se le ha hecho a la voluntad popular".

La Organización de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter, observadores de la consulta electoral, confirmaron el informe del CNE que daba como ganador a Chávez. "Estamos obligados a decirle al país, por el clima que hay desde ayer, que hay una compatibilidad entre los resultados que publicó el consejo y nuestros mecanismos de control", declaró César Gaviria, secretario general de la OEA.

Esa afirmación no fue compartida por la asociación civil Súmate, que apoyó la recolección de firmas con vistas al revocatorio. La organización dijo tener "muy serias dudas de que la voluntad de los venezolanos quedó correctamente reflejada en las actas totalizadas". A juicio de Súmate, "los observadores no tuvieron ningún elemento de control" en la fase que va desde la votación hasta el reflejo de los votos en el acta de cierre. "El único chequeo que hicieron los observadores fue sumar las actas en una muestra estadísticamente representativa de centros. No se permitió la auditoría del software de votación, y no se permitió el acceso a la sala de totalización de votos".

Una auditoría posterior realizada por el CNE, el Centro Carter y la OEA, en 150 centros de votación escogidos de manera aleatoria, arrojó resultados "compatibles" con los conocidos el 15 de agosto.

La oposición rechazó dicha auditoría y sostuvo la tesis de que en el revocatorio, "el proceso electoral más seguro y transparente" según el CNE, se cometió "un fraude continuado y electrónico". La "trampa" habría tenido lugar en las máquinas de votación. Según el dirigente opositor Nelson Rampersad, el "fraude" consistió en alterar los programas de las máquinas, poniendo topes para el conteo de los votos por el SÍ, la opción para revocar a Chávez. Según su denuncia, en más de 2.000 casos se han detectado patrones que limitaban los votos por el SÍ.