www.cubaencuentro.com Lunes, 06 de septiembre de 2004

 
  Parte 3/3
 
Otra vez en el punto cero
Las mitades de Venezuela tras el referéndum revocatorio: ¿Menos revolución y mejor oposición?
por YAMILA RODRíGUEZ EDUARTE, Caracas
 

Para el vicepresidente del CNE, Ezequiel Zamora, a quien se asocia con la oposición, el procedimiento idóneo para constatar la "transparencia de los escrutinios" hubiera sido la auditoría "en caliente" en los centros de votación, con los miembros de la mesa y los testigos. Esta verificación le fue negada a la oposición por el órgano electoral.

De acuerdo con Zamora, el CNE le da un trato más beneficioso al gobierno que a la oposición. Cuando la Coordinadora recogió las firmas solicitando el revocatorio, Chávez denunció la existencia de un fraude masivo y exigió al poder electoral la revisión de "firma por firma y huella por huella". "Esto se realizó y de 3,4 millones de firmas recogidas, 1,9 millones fueron validadas, 1,2 millones fueron a reparos y 300 mil firmas fueron invalidadas".

Esta apreciación coincide, en cierta manera, con el informe presentado por Gaviria ante el Consejo Permanente de la OEA, en el cual admitió que hubo problemas de "equidad" durante el proceso revocatorio. "Cuando un presidente en Latinoamérica va por la reelección inmediata es supremamente difícil crear condiciones de equidad… En Venezuela hay circunstancias especiales porque el presidente Chávez tenía una enorme mayoría en la Asamblea Constituyente y en los procesos hay una concentración de amigos del presidente y de gente de sus partidos en el CNE, en el Tribunal Supremo".

Según Gaviria, el consejo electoral "terminó decidiendo por líneas partidistas todo el tiempo". Esta situación hizo daño de cara a la opinión y dificultó el trabajo del CNE durante un proceso "lleno de complicaciones, sin reglas, y sin ningún desarrollo legal".

A más revolución, mejor oposición

La oposición aún no ha pasado la página del revocatorio, empeñada en acumular pruebas sobre el presunto fraude electrónico, que de ser cierto, sería muy difícil de demostrar. Y Chávez nunca aceptaría. Más ahora que el conteo final del CNE ha ampliado la ventaja del mandatario sobre sus oponentes. Según los números definitivos, el gobernante fue ratificado con 5.800.629 millones de votos, el 59,25 por ciento. Mientras que la oposición obtuvo 3.989.008 millones de votos, el 40,74 por ciento.

Más allá de los números, las dos partes en las que está dividida Venezuela se enfrentan a retos mayores. La Coordinadora Democrática pasa por su peor momento, pues está siendo atacada desde afuera por Chávez, quien aseguró que no la reconoce como oposición política, y por tanto, no va a dialogar con sus representantes. Desde adentro, miembros de fila de la oposición le están exigiendo a la Coordinadora renovar el liderazgo para enfrentar la nueva etapa de la "revolución bolivariana".

Por su parte, el gobernante ha dicho que ahora se abrirá paso una "revolución en la revolución". Para Chávez, el triunfo en el referéndum no sólo significó la ratificación de su mandato, sino la aprobación de un "proyecto bolivariano alternativo al capitalismo". En esta nueva etapa se pondría énfasis en la transformación del poder judicial, que le daría a Chávez mayor control sobre los magistrados, y en la aprobación de una ley de contenido que limitaría la programación en radio y televisión.

Si el mandatario se obsesiona en concentrar el poder político y descuida los graves problemas económicos que agobian a los venezolanos, los dos años que le restan de gobierno hasta diciembre de 2006 podrían convertirse en un infierno. Los pobres, su principal capital político, podrían volteárseles. La generosidad preelectoral financiada con los elevados precios del petróleo no puede durar para siempre.

Por ahora, las cosas están en el mismo punto que antes del referéndum revocatorio. El país está en calma, aunque los que viven aquí han aprendido a no confiar en las apariencias. En cualquier momento la tormenta puede estallar.

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