Pocas veces el ansiado sillón presidencial en la Casa Blanca, ha estado "más caliente".

Kerry gana los debates, pero Bush sigue delante en los sondeos.

El que venza en las elecciones de noviembre tendrá en sus manos no sólo el futuro de Estados Unidos, sino el de la humanidad, por el acecho del terrorismo.

Por más que llevemos la guerra a Irak o Afganistán, somos vulnerables. El océano Atlántico ya no es muralla infranqueable.

Y que nadie crea que en las urnas se enfrentarán pacifistas y belicistas, o la derecha y la izquierda, nada de eso. Gane quien gane cumplirá el postulado: "Todo cambia dentro de una permanencia", que en el lenguaje de la única superpotencia mundial significa: "Hacer la guerra".

Para Bush, "la manera mejor de defender América es mantenerse a la ofensiva, y diseminar la libertad alrededor del mundo". Para Kerry: "América debe ser respetada, y no sólo temida". Pero tanto el republicano como el demócrata aplauden la declaración de Jefferson (1801): "Estados Unidos constituye el imperio de la libertad". Los dos contrincantes difundirán la democracia, mantendrán tropas en Irak y Afganistán, al tiempo que prometen el milagro de los panes y los peces: aumentar el presupuesto de guerra sin subir los impuestos. El bolsillo de los estadounidenses no aguanta más cargas tributarias. Al miedo a los terroristas se une el del bolsillo vacío.

Kerry aclara que sólo subirá los impuestos a los más ricos (los que ganan más de 200.000 dólares anuales) y que invertirá el dinero en rebajar la presión fiscal a la clase media y lanzar programas que fomenten el crecimiento económico. Bush recordó las sucesivas rebajas de impuestos durante su mandato, y acusó a Kerry de votar a favor de subirlos, en numerosas ocasiones en el Senado.

Alardes de comandante en jefe

El republicano y el demócrata se autotitulan el mejor Comandante en Jefe. Y acusan al contrincante de no estar capacitado para dirigir las tropas. Bush califica a su rival de indeciso, de errático, de inconsecuente con sus votaciones en el Senado (votó en contra de la primera guerra de Irak). Kerry acusa a Bush de montar una campaña de engaño masivo a la población, de lanzarse a la invasión de Irak sin tener pruebas de armas de destrucción masiva, y lo peor, sin planificar la paz.

Bush insiste en atacar a los países que cobijan al terrorismo. Kerry en alianzas estratégicas. Afirmó que ganará la guerra igual que Franklin Roosevelt, dirigiendo alianzas y uniendo al mundo. El presidente insiste en que no hay que pedir autorización a nadie para defender la patria, y calificó la estrategia de Kerry de "peligrosa".

Kerry acusó a Bush de no hacer nada para proteger a los estadounidenses de otro ataque terrorista, que no se revisan las cargas en los aviones, que diariamente por la frontera cruzan 5.000 ilegales, entre los que vienen terroristas. Y que, para colmo, el presidente ha autorizado la venta de armas de ataque, que pueden ser compradas por cualquiera.