www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
   
 
Mujeres latinoamericanas
Avanzar en política… ¿el único camino para evitar los estereotipos?
por MARIFELI PéREZ-STABLE, Washington
 

A lo largo de los últimos quince años, las mujeres latinoamericanas han avanzado notablemente en la política. Cuatro han sido jefas de Estado y 19 vicepresidentas. En 2004, el 16% de los legisladores nacionales eran mujeres; mientras que Estados Unidos contaba sólo con el 14% en estos puestos. Once países han promulgado leyes para delimitar cuotas que obligan a un mínimo del 20 al 40% de candidatas a las elecciones legislativas. Y donde no se ha legislado en este sentido, muchos partidos políticos han puesto en vigor voluntariamente las cuotas por género.

M. Bachelet
Michelle Bachelet, ministra de Defensa de Chile.

En 2002, las mujeres representaban el 16% de los ministros de América Latina, en tanto que Estados Unidos tenía el 27%. Sin embargo, el porcentaje latinoamericano ocultaba grandes disparidades entre los diversos países: 46% en Colombia, 33% en Chile, 27% en Venezuela y 26% en Honduras. Y, tanto en América Latina como en Estados Unidos, las mujeres ocupaban cerca del 12% de los puestos más altos en las políticas económica y exterior.

La opinión pública latinoamericana, por lo general, apoya a las mujeres en el gobierno. Encuestas realizadas por Diálogo Interamericano y el Centro Internacional para la Investigación sobre la Mujer muestran que son consideradas más capaces que los hombres en la reducción de la pobreza y la promoción de la educación, el medio ambiente y los derechos de la mujer.

Se perciben al mismo nivel que los hombres en la lucha contra la corrupción y en las relaciones diplomáticas, la economía y la seguridad pública. Pero clasifican por debajo de los hombres en la dirección del sector militar. Sin embargo, en algunos casos sí han desempeñado competentemente los cargos de ministras de Defensa: Colombia (2002-2003) y Chile en la actualidad.

Fuertes mayorías califican a las mujeres como buenas en la toma de decisiones (85%) y más honestas que los hombres (66%). En general, el 57% cree que contar con más mujeres dirigentes mejoraría la forma de gobierno. Y si se deja a un lado el cromosoma "Y", el 66% percibe la competitividad y la agresividad como el signo de distinción de los políticos.

Jugando fuerte

México y Chile ofrecen ejemplos sólidos de mujeres que actualmente juegan fuerte en política.

En el primero, Elba Esther Gordillo, líder del poderoso sindicato de maestros y diputada del Partido Revolucionario Institucional (PRI), continúa mostrando su valor en las luchas intestinas del partido y en las maniobras nacionales para llegar al poder. Tras apoyar la reforma de impuestos propuesta por el presidente Vicente Fox en 2003, el conflicto latente entre ella y el presidente del PRI, Roberto Madrazo, estalló, y el partido terminó expulsándola como guía de una facción en el Congreso.

Gordillo, sin embargo, fuerte como un roble, continúa controlando una minoría de los diputados del PRI y jugando, imperturbable, al duro y sin guante. En tres recientes elecciones a gobernador, han sido famosas sus maniobras entre bambalinas a favor de candidatos del Partido de Acción Nacional (PAN). Y puede que el PRI la expulse, pero a costa de perder a los "elbistas" (sus seguidores) y debilitar así al partido frente a la carrera presidencial de 2006. No debe extrañarnos, pues, que la caractericen como "la mujer más poderosa en la historia mexicana".

Chile celebrará sus elecciones presidenciales en diciembre de 2005. Los abanderados de la coalición de centro-izquierda gobernante, Concertación, y la derechista Alianza por Chile serán los candidatos más importantes.

Joaquín Lavín encabezará la boleta de la Alianza, mientras el líder de Concertación está aún por determinar: dos mujeres son las principales aspirantes. La ministra de Defensa, Michelle Bachelet (socialista), y la ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear (democratacristiana), se disputan la nominación de la coalición.

Encuestas recientes muestran a Bachelet ganando terreno e incluso superando a Lavín. Alvear, sin embargo, va acelerando su candidatura en un frenesí de apariciones públicas. Pero el ex presidente Fernando Frei ha entrado también en la contienda y podría desplazar a Alvear entre los democristianos. No obstante, si Concertación gana en 2005, lo más probable es que Chile tenga a una mujer por presidente.

Las mujeres en Latinoamérica han avanzado en la política y, de esta manera, van debilitando los estereotipos. Pero más desalentadora es la situación de la mujer de a pie. Demasiadas son las que ven sus vidas arruinadas por la violencia: hasta el 15% sufren abusos psicológicos y hasta el 40% abusos físicos. Las mujeres tienen mayores niveles de desempleo y analfabetismo, ganan considerablemente menos que los hombres, y les resulta mucho más difícil obtener préstamos para iniciar un negocio.

La igualdad de oportunidades constituye una palanca de la democracia, y las mujeres en política están haciendo buen uso de ella. Las políticas pueden hacer algo para extender esto a la mayoría de mujeres que están al margen.

Sin embargo, la igualdad de oportunidades no es fundamentalmente un tema de género, sino de ciudadanía, y el respeto a los derechos de la mujer es sencillamente parte de todo el paquete de desafíos que las democracias latinoamericanas deben enfrentar para asegurar su legitimidad más allá de las urnas.

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