Decenas de cubanoamericanos festejaron el martes por la noche la victoria del presidente George W. Bush en el estado de Florida, pendientes del resultado final de los comicios presidenciales y de la posibilidad de conseguir, por primera vez en la historia de Estados Unidos, una silla en el Senado, de la mano del republicano Mel Martínez.

Florida apuesta por los republicanos.

Bush se llevó sin discusión los 27 votos del estado que en 2000 decidió unas polémicas elecciones presidenciales. Con el 97% de los votos escrutados, el presidente había recibido un 52% de respaldo, mientras que su rival demócrata, el senador John Kerry, un 47%. Más de 450.000 cubanos estaban registrados para votar en Florida.

Al igual que en el resto del país, en Miami la votación se realizó de forma masiva, con largas filas a la entrada de los colegios electorales, a pesar de que el sufragio se inició hace unos 10 días por una disposición especial, implementada tras la amarga experiencia del año 2000.

En esta ocasión, la votación se llevó a cabo bajo una vigilancia sin precedentes, con cientos de abogados y observadores locales e internacionales como testigos.

De acuerdo con el reporte de Ivette Leyva Martínez, corresponsal de Encuentro en la Red en Miami, hasta las 02:00 (hora local) no se habían reportado denuncias de irregularidades. Los ánimos, sin embargo, estuvieron caldeados, y la zona del popular restaurante Versalles —bastión de los exiliados cubanos más antiguos en la Calle Ocho, de la Pequeña Habana,— se convirtió en centro de las pasiones partidistas.

Los simpatizantes de los republicanos se congregaron en la acera del restaurante. En la de enfrente, se hallaban los demócratas que recientemente abrieron una oficina a pocos metros de allí. Los bandos intercambiaron insultos mientras agitaban sus pancartas. Al menos cuatro carros patrulleros de la policía se presentaron en el lugar para impedir que se desbordaran las emociones políticas.

Según la AFP, después de conocerse los resultados de la votación, los seguidores de Kerry se retiraron de la zona.

Los negocios de la Calle Ocho cerraron sus puertas para que los empleados fuesen a votar. En otros sectores de Miami los centros comerciales estaban abarrotados, las oficinas abiertas y la gente sacaba tiempo de su trabajo para tomar parte en los comicios, según reportó la AFP.

Enrique Ferrer, con nueve años de residencia en Miami, celebraba pancarta en una mano y cerveza en la otra, gritando: "nada más que le queda un voto" a Bush para ganar, en referencia al estado de Ohio, ya otorgado al presidente por algunas cadenas de televisión.

Beatriz Guillama, quien llegó a Miami en 1968, afirmó que una victoria de Bush "es lo mejor que puede pasarle a Estados Unidos, cuatro años más".

A su lado, Richard Soto, con sólo cuatro años en el país, decía: Con Bush "vamos a seguir la forma en que ha dirigido al país, siendo más morales, con más calidad humana".

Aunque la comunidad cubana en Florida es tradicionalmente republicana, los demócratas han ido ganando terreno, según investigaciones y encuestas.

Juan Cordero, que dijo ser balsero llegado en 1994 a Miami y simpatizante demócrata, habló en duros términos de sus rivales.

"Los cubanos son los únicos latinos en este país que son republicanos, los únicos que no tienen moral", dijo. "Estos ultraderechistas que llevan 30 años en este país y que no tienen familia en Cuba (…) para ellos sólo existe este sistema, el que los lleva a la guerra".