www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
   
 
La vía multipolar
Hugo Chávez y el uso del petróleo como arma letal de la guerra asimétrica contra Estados Unidos.
por ELIZABETH BURGOS, París
 

Cuando Hugo Chávez conoció personalmente, en 1994, en Buenos Aires, a Norberto Ceresole, asesor de los "Carapintadas" argentinos, quedó impactado por los conceptos geopolíticos del sociólogo militarista argentino, alguna vez consultor del general Viola.

F. Castro
Castro, Chávez: Aliados en la lucha contra Washington.

Ceresole planteaba que el poder mundial se encontraba, después de la desaparición de la bipolaridad que caracterizó la Guerra Fría, en una fase apolar, amenazada por la intención de control unipolar de Estados Unidos. Para contrarrestar el peligro de la unipolaridad —señalaba—, era necesario crear un poder mundial multipolar.

En ese marco Venezuela jugaba un papel muy importante porque era un país de doble función. Por un lado, hacía las veces de bisagra entre América del Sur y América Central, América del Norte y el Caribe. Por otro, significaba la articulación geopolítica, a través del petróleo, entre el continente americano y los gobiernos antiestadounidenses del Oriente Medio.

Ceresole veía en la Venezuela de Chávez un "centro de interés estratégico dentro de la política mundial". También le daba a Chávez el papel de "referente obligado de las grandes masas desheredadas y de las Fuerza Armadas humilladas de toda nuestra América hispano-criolla" (Ceresole Norberto, Caudillo, Ejército, Pueblo, Ediciones AlAndaluz, Madrid, p. 49).

La Patria Grande

Chávez tendría la misión histórica de activar el "espacio bolivariano en sentido estricto" (Gran Colombia), para constituir luego la "Patria Grande". Ceresole previó el resurgimiento de la "América Profunda" estadounidense como proyecto de poder global unipolar conservador-religioso. Pero le adjudicó una importancia excluyente al factor étnico-cultural, con un enfoque de decadencia imperial, a la cual se agregaba la "orfandad estratégica" (ibídem, p. 102), anuncio de su derrota histórica.

Por eso el sociólogo recomendó a Chávez buscar alianzas con otras potencias para integrar el mundo pluripolar, capaz de limitar o derrotar a Estados Unidos. "La idea era buscar fuentes de poder y apoderarse de esas fuentes de poder. A partir de esas fuentes de poder, potenciar espacios. Esa es la revolución. No hay otra revolución", le dijo en alguna de sus conversaciones (Garrido Alberto, Mi amigo Chávez, ediciones del autor, Mérida, 2001, p. 80).

Pero Chávez, sin olvidarse de las ideas centrales de Ceresole, aproximó su corazón de izquierda a la revolución cubana. Atento, además, a las innovaciones teóricas militares, entendió que la forma de confrontarse con Estados Unidos era por la vía de la guerra asimétrica, donde es de relativa utilidad el poder bélico convencional.

Ya en el programa —Una Revolución Democrática— que esbozó al asumir la presidencia, al referirse a su política exterior, Chávez reafirmó la posición pluripolar, le otorgó carácter geopolítico a la alianza con los países exportadores de petróleo y anunció que su gobierno practicaría "una diplomacia paralela con los pueblos (…)", desarrollada posteriormente a través del Congreso Bolivariano de los Pueblos.

Hoy Chávez trata de romper la interdependencia energética con Estados Unidos por la vía de Petroamérica y la búsqueda de un camino seguro hacia Asia y Europa; utiliza el petróleo como arma letal de la guerra asimétrica; se prepara —con el apoyo de Cuba y otros movimientos de izquierda continentales— para la esperada guerra contra el eje Estados Unidos-Colombia (Plan Colombia-Patriota-Andino), bajo el concepto de "Defensa integral" cívico-militar; estrecha relaciones militares con Rusia, China e Irán, y trata de establecer un complejo eje político con Lula y Kirchner, mientras Estados Unidos comienza a comprender, tardíamente, que en Venezuela se ha instalado un proceso revolucionario que va mucho más allá de la retórica.

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