www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
   
 
El negocio de la honestidad
Corrupción en Brasil: La mano derecha de Lula se declara inocente y salva al presidente de la crisis total.
por RONALDO MENéNDEZ, Madrid
 

Otra vez el círculo se cierra en torno a Luiz Inácio Lula da Silva sin llegar a tocarlo. Las expectativas de los capítulos de esta semana en la gran telenovela brasileña se cernían sobre la figura de José Dirceu, también llamado "la mano derecha de Lula", e incluso el "capitán del equipo". Dirceu, principal articulador político del gobierno durante los primeros dos años y medio de gestión, renunció al cargo en junio pasado, cuando comenzaron a surgir las denuncias de corrupción que han salpicado al oficialista Partido de los Trabajadores (PT).

J. Dirceu
Ex ministro José Dirceu: 'Soy totalmente inocente'.

El ex jefe de Gabinete, uno de los fundadores y principales dirigentes del PT, fue acusado por el antagonista Roberto Jefferson de comandar la red de corrupción. De acuerdo con Jefferson, presidente del Partido Laborista Brasileño (PTB) y ex aliado de Lula, el ex jefe de Gabinete no sólo conocía sino que comandaba una red para pagar sobornos a parlamentarios a cambio de su apoyo al gobierno.

¿En qué se basaba Jefferson? Pese a que no presentó pruebas, fiel a su estilo intrigante y secretero, la divulgación de un documento comprometedor convirtió el interrogatorio de Dirceu en motivo de preocupación para el gobierno, que hasta ahora ha atribuido el escándalo a problemas entre legisladores.

Ello debido a que el fax divulgado se convirtió en el principal indicio hasta ahora descubierto de que puede existir un vínculo entre la red de corrupción y un importante miembro del Gabinete. El citado documento menciona a Roberto Marques, un viejo amigo y colaborador de Dirceu, como una de las personas autorizadas a retirar dinero de una de las empresas acusadas de financiar la red de pago de sobornos. El documento, un fax dirigido a una agencia del Banco Rural y fechado el 15 de junio de 2004, autoriza a Marques a retirar 50.000 reales (unos 20.833 dólares) de una cuenta bancaria de una de las empresas de propiedad del publicista Marcos Valerio Fernández, este último acusado de gestionar el pago de sobornos a través de sus empresas de publicidad.

Pero, en el capítulo de este martes, las expectativas de que Dirceu pudiera revelar algún detalle que vinculara a Lula con denuncias de corrupción se desvanecieron, cuando el ex ministro calificó al mandatario como "el mayor liderazgo histórico de Brasil en estas últimas décadas".

¿Mejor Lula conocido que otro corrupto por conocer?

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Dirceu, de 59 años y con una carrera política que incluye desde la prisión en la década de 1960 hasta el entrenamiento de guerrillas en Cuba y ser miembro fundador en 1980 del Partido de los Trabajadores (PT), dijo además: "no organicé, no soy jefe de cuadrilla, jamás permitiría la compra de votos de parlamentarios, (las acusaciones) no son verdaderas".

Lo que resulta curioso es que Jefferson no sea acusado por difamación. Y no lo es porque sencillamente resulta poco creíble que Dirceu no estuviera al tanto de la corruptela. Téngase en cuenta que no se trata de un caso aislado de sobornos, sino toda una red en que directivos de su partido entregaron en los años 2003 y 2004 millonarios fondos a grupos aliados para pagos de deudas de campañas. Queda claro que si Dirceu, mano derecha de Lula, reconoce su vínculo con la corrupción, al presidente le sería casi imposible seguir manteniendo su milagrosa higiene ética.

Otro hecho viene a completar el panorama: la visita a Brasil del secretario del Tesoro norteamericano John Snow. "Los inversores están dando un voto de confianza en Brasil", declaró el secretario. Esta es la primera expresión pública de un funcionario estadounidense de altísimo rango acerca de la crisis brasileña, y eligió expresar de esta manera que el gobierno de George W. Bush está muy lejos de pensar que le debe quitar la alfombra a su colega.

Cuando se le preguntó si Washington está preocupado con las denuncias de corrupción en Brasilia, respondió claramente: "Lo importante es que Brasil continúe empeñado en las buenas políticas económicas. Lo demás es asunto interno".

Más que esclarecedora esta postura. Al parecer, grandes intereses cierran fila en torno a Lula y su gobierno, con miras a su posible reelección en los comicios de 2006. La economía brasileña continúa arrojando altos índices, y 400 de las 500 mayores empresas norteamericanas tienen inversiones en Brasil. Algo así como que es mejor Lula conocido, que otro corrupto por conocer.

A estas alturas del culebrón resulta prácticamente imposible no suponer que desde el comienzo de este rosario de denuncias, se ha intentado mantener a toda costa inmune la figura del presidente.

Para quienes aún creen posible (tal vez con fundamentos) la reelección de Lula, sería bueno recordarles que los negocios de Estado no sólo deben ser honrados, sino además, tienen que parecerlo. Y el partido encabezado por el actual presidente de Brasil ya no tiene mucho crédito en el negocio de la honestidad.

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