www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
  Parte 1/3
 
El país que sí existe
Una réplica a Re-varelización, artículo recientemente publicado en la sección de opinión de este periódico.
por LUIS MANUEL GARCíA, Madrid
 

En su reciente artículo Re-varelización, publicado en estas páginas, el escritor Néstor Díaz de Villegas consigue, en apenas dos páginas, descalificar el Proyecto Varela, la iniciativa opositora más publicitada desde la
Oswaldo Payá
Oswaldo Payá, principal promotor del Proyecto Varela.
invasión a Playa Girón; desplazar hacia el exilio el centro gravitatorio de la nación cubana, clamando incluso por la anexión de la Isla a su diáspora; y derogar, finalmente, a ese lugar llamado Cuba, "un país que ya no existe", en sus propias palabras. Sin dudas, Díaz de Villegas hace gala de un admirable poder de síntesis.

Sus argumentos contra el Proyecto Varela no son nuevos, pero sí se exponen mediante una batería de razones que suscita, cuando menos, el desconcierto. Ante todo, se refiere al proyecto como "un referendo que, dicho sea de paso, no se atreve a decir su nombre". Cuando queda claro desde el primer día que lo solicitado es, simplemente, un referendo —razón por la que el Gobierno cubano intentó responderlo con un simulacro de referendo.

Habla más adelante de "las falacias oficiales que ratifica", de lo que inmediatamente se infiere una referencia a la Constitución de 1976, en cuyo articulado se apoya el Proyecto, corroborado cuando más tarde el autor señala que "se acoge a una Constitución desvirtuada en principio". Este argumento ataca la gran virtud del PV, que es enfrentar al Gobierno a su propia Constitución, condenándolo a dar una respuesta inconstitucional, y demostrando así la ilegitimidad de unas autoridades que no respetan ni sus propias leyes. Es precisamente por eso que el Proyecto ha tenido en la Isla un importante respaldo, y por lo que ha suscitado la más desmedida reacción del Gobierno contra una iniciativa disidente. Aunque quizás no sea a esto a lo que alude Villegas, quien más adelante aclara que al mencionar "las falacias oficiales" se refiere a "esas mentiras que comparten distintos partidos y credos; interpretaciones y estimados donde los adversarios encuentran tema común; tópicos que ni los más radicales se atreverían a poner en duda. En el zoológico de cristal del PC (political correctness) disidentes y castristas se mueven cuidadosamente". Lo cual puede significar cualquier cosa. O nada.

A continuación arremete contra lo que supone una intención explícita del Proyecto: poner "nuestro destino (...) en manos de los cubanos de adentro". Vale aclarar que si bien la recogida de firmas se ha hecho adentro —inconstitucionalmente, el Gobierno cubano despoja a sus exiliados de derechos civiles—, no existe ningún punto del Proyecto que postergue a la diáspora respecto a los residentes en la Isla, o la margine de cara a una reconstrucción de la nación cubana. No obstante, Díaz de Villegas no se conforma con exigir para la diáspora una paridad de derechos y deberes con nuestros compatriotas del insilio. Argumenta, con los ejemplos de Martí y Varela, que "el centro de gravedad de la nación se ha desplazado muchas veces fuera de la Isla". Y que ambos "inventaron la nación cuando la nación no existía". Invoca "la capacidad creadora del exilio y su preeminencia en la creación de la nacionalidad". Desplaza hacia el exilio las soluciones económicas, políticas y sociales; asegura que la resistencia cívica no habría sido posible "sin que un grupo de cubanos precursores mantuviese vivos en el destierro los principios elementales de participación ciudadana". E incluso afirma que "algo de la decencia, del respeto, de la compasión, y hasta del patriotismo, que caracteriza a la disidencia interna, fue importado de Estados Unidos". Para concluir entonces que "en ese sentido (...) el Proyecto Varela es anexionista (...), aboga porque la Isla sea anexada finalmente a su Diáspora".

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