Lleva la enternecedora etiqueta de Mensaje desde La Habana para amigos que están lejos, y evoca el nerviosismo del náufrago que abandona su suerte al mar, envuelta en una botella. Está firmada por los de siempre y alguno más: Alicia Alonso, Miguel Barnet, Roberto Fernández Retamar —el mismo que en su condición de miembro del Consejo

Silvio Rodríguez: La guerra es la paz del futuro.

de Estado ratificara los fusilamientos sumarios recientemente decretados por Fidel Castro—, Pablo Armando Fernández, Cintio Vitier, Alfredo Guevara, etcétera. Dirigida a una serie de intelectuales y artistas de todo el mundo que protestara por las ejecuciones y encarcelamientos de las últimas semanas en la Isla, la carta abierta hecha pública el pasado sábado por la oficialidad cultural cubana pretende reflotar un barco que hace aguas por sus cuatro costados.

Embarcados, no quieren embarcarse solos: ya se sabe que a más bulto menos claridad. Las recientes críticas a La Habana de nombres de la izquierda, como José Saramago, Günter Grass, Eduardo Galeano o Carlos Fuentes ("no nos estamos dirigiendo a los que han hecho del tema de Cuba un negocio o una obsesión, sino a amigos que de buena fe puedan estar confundidos y que tantas veces nos han brindado su solidaridad", puntualizan los "culturosos" gubernamentales), han puesto de manifiesto cuán desnudo está el rey, y por ende su corte. En la carta, que echa mano a los tópicos que son del caso —inminente invasión norteamericana a la Isla, imposición por Washington de una dictadura fascista a escala planetaria, mención a la "mafia" de Miami y demás— no aparecen, sin embargo, algunas rúbricas de alcurnia. Ausencias muy a tener en cuenta dado el clima chantajista y persecutorio que por estos días predomina en Cuba.

Pero lo más notable de este mensaje en botella es que hace suya la doctrina de guerra preventiva llevada a vías de hecho por George W. Bush en Irak. "Son momentos de nuevas pruebas para la revolución cubana y para la humanidad toda, y no basta combatir las agresiones cuando son inminentes o están ya en marcha", aseguran los personeros del régimen, dando por sentado que hay que dar primero y si es posible dos veces, con lo que de paso reproducen los consejos de su Máximo Líder a Nikita Kruschev, durante la Crisis de los Misiles. En aquella ocasión, Castro recomendó al soviético asestar un primer golpe nuclear a EE UU, a manera de estocada "defensiva". El Comandante "comprendió que la guerra/ era la paz del futuro", para decirlo en palabras del cantautor Silvio Rodríguez. Uno de los que, por cierto, introdujo su firma en la botella.