La Mesa de Reflexión de la Oposición Moderada (MROM) se apresta a conmemorar su quinto aniversario de existencia impulsando iniciativas y proyectos, encaminados a fomentar los ambientes de civilismo y democracia que tanto demanda la sociedad cubana.

Manuel Cuesta Morúa, coordinador de la MROM.

Esta concertación plural, surgida en el verano de 1998 para crear espacios de participación civil independiente y definir alternativas maduras y viables para los destinos de la compleja realidad cubana, alcanza, con la permanencia misma, si no su éxito más resonante, si su cualidad más trascendente.

Distanciarse de los tradicionales desencuentros que a lo largo de nuestra historia han padecido los actores y proyectos políticos, que asentados en los mismos valores y persiguiendo los mismos objetivos no alcanzaron la coherencia consecuente, era el primer y quizá el más grande reto que la joven y ambiciosa concertación enfrentó en su nacimiento.

El escepticismo y la duda que acompañaron su creación estaban acaso justificados, porque tampoco el movimiento de oposición pacífica había podido liberarse de la negativa tradición, y todos los intentos de coalición ensayados en los últimos años se diluyeron en lapsos breves, puesto que los consensos ideales nunca lograron superar a los disensos reales.

La MROM, sin embargo, pretendía —parece haberlo logrado— evitar desde sus propios fundamentos organizativos y éticos, los lastres, adolescencias y lagunas que afectaron otros intentos integracionistas. En este sentido, la promoción y defensa del liderazgo institucional, así como el indeclinable respeto hacia propios, ajenos y adversarios parecen haber sido la fórmula —sino mágica, sí eficiente— que ha permitido al proyecto anteponer ideas, valores y principios a cualquier interés o tentación personalista o negativa.

El ideal de concertación política de la Mesa se expresa en la intención de forjar hacia adentro una interrelación política y humana, sustentada en la confianza y el debate transparente y desprejuiciado, para levantar sólidos consensos que constituyan la esencia de proyectos y alternativas intelectualmente contundentes y políticamente incontestables.