www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/2
 
¿Lección de democracia?
Oportunismo y censura: la publicación de un artículo de Castro crea discusión sobre la libertad de prensa en Estados Unidos, mientras 30 periodistas cumplen condena en la Isla por delito de opinión.
por ALCIBíADES HIDALGO, Washington
 

El director de El Diario/La Prensa de Nueva York renunció, según dijo, porque los dueños de la publicación no le permitieron publicar un artículo de Fidel Castro. Al día siguiente The New York Times defendió en un editorial sobre el caso la libre expresión de las ideas. La gallarda dimisión y el asombro mediático ante tal intolerancia han tenido considerable eco. Hasta el prestigioso The Star, allá en Johannesburgo, dio cuenta a sus lectores.

Reporteros Sin Fronteras
Periodistas encarcelados: reglas rígidas y evidentes.

El artículo de Fidel Castro, que trata sobre la educación en Cuba, apareció finalmente en  en el New York Daily News, en idioma inglés, y luego en español, en Hoy, el competidor hispano de El Diario/La Prensa.

Un aspecto muy sorprendente de la controversia es que el artículo nunca existió. Lo que se ha publicado en la Gran Manzana son fragmentos textuales, ensamblados con prisa y escasa coherencia, de un discurso de Fidel Castro el 8 de septiembre, cuando inauguró el curso escolar en la Isla. El dictador socarrón gana, nuevamente, una escaramuza de propaganda. Los diarios de Nueva York divulgan por partida doble y se hacen trizas, por un discurso de obligatoria publicación en Cuba, que reposa impasible desde el pasado mes en la página web de Granma, el órgano oficial del Partido Comunista. Reclamar gato por liebre es ya inútil. Oro de tontos, dirían en California.

El otro asunto, también revelador sobre el origen del "artículo", es que en Cuba, desde hace varias décadas y para coincidir con el calendario académico soviético, el curso escolar se inicia invariablemente el primer lunes de septiembre. Este año 2003 ese lunes resultó el primer día del mes. Pero el día 8 se celebraba la festividad de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona católica del país, por lo cual el gobierno autorizó 50 procesiones y prohibió otras 14.

Fidel Castro decidió inaugurar el curso escolar a bombo y platillo y una semana después de lo habitual, el mismo Día de la Virgen nacional, para ignorar más aún la fiesta religiosa, de la que inevitablemente asoma algún amargo sabor político y porque ya carece de sentido práctico la antigua norma socialista.

En el diario Granma del día 9 de septiembre puede leerse —inténtelo— el largo discurso de Castro. Es el mismo que causó escándalo un mes más tarde en Nueva York y se publicó como un atrevimiento, pero muy resumido, de la fiesta de la Virgen cubana, en la que participaron miles de cubanos, ni una palabra en Granma. No sé si algo se dijo en la capital del mundo.

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