www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/2
 
Los Voluntarios
Desde la colonia hasta el castrismo, nunca hubo peor maldad ni ofensa mayor que la traición de los propios cubanos.
por NéSTOR DíAZ DE VILLEGAS, Los Ángeles
 

El Padre Varela concibió un Proyecto de instrucción para el gobierno económico-político de las provincias de ultramar (Imprenta de Don Tomás Albán y Cía., Madrid, 1823): el célebreProyecto Varela. Su programa incumplido nos retrotrae a la colonia, y a los problemas recurrentes de las colonias.

Banderitas
Voluntario: término reinventado y reimplantado por el castrismo.

Victoria pírrica: el nuevo Proyecto Varela, más que tabular una presencia, demuestra una carencia de ánimo, de ánima. ¡14.000 firmas, cuando un millón de ellas apenas podría empezar a vindicar a ese pueblo esclavo! ¡Cuando a la fuerza van quinientos mil farsantes a la Plaza con su banderita! 14.000 es el número de nuestra pobreza, de nuestra corteza, de nuestra carencia. Otros 14.000, que no firmaron, debían morir de vergüenza al paso de Payá cargando la caja de firmas.

Todo el mundo recuerda a los gloriosos mambises. ¿Se acuerda alguien de los Voluntarios? Cierto episodio cardinal de la vida de José Martí tiene que ver con esos cubanos favorables a España. Martí los ve desfilar frente a la ventana de los Valdés Domínguez, en la casa de la calle Industria. Fermín Valdés, Sellés y Monsieur Fortier, profesor de francés, acompañan al joven apóstol durante esa escena en la que da su primera demostración de rebeldía.

Entre los voluntarios, Martí identifica a un condiscípulo. Voluntario y patriota intercambian gestos, señas e insultos. Es un gesto significativo: aunque poco después desatara una guerra entre cubanos, Martí mantuvo siempre una escrupulosa deferencia por sus enemigos. Únicamente ante este voluntario se atreve a la amenaza, a la advertencia y al insulto. "Compañero, ¿has soñado tú alguna vez con la gloria de los apóstatas? ¿Sabes cómo se castigaba en la antigüedad la apostasía?". Es un reto; quizás un reto a duelo: "Esperamos que un discípulo del señor Rafael María de Mendive no ha de dejar sin contestación esta carta".

La figura del Voluntario se perfila allí de la misma manera en que la veremos luego desfilar por la Plaza: rodeada de "simpatizantes", confiada en la fuerza bruta y en la protección que brindan los cuerpos de los apóstatas que marchan, como él, en filas cerradas. Quizás Martí se encontrara arriba, en un balcón, con Fermín, Sellés y Fortier —el traidor aparece, desde esa perspectiva aérea, empequeñecido, reducido en estatura—.

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