El sentimiento de impotencia y pesimismo de buena parte de la comunidad internacional, en torno a la situación represiva que vive el pueblo cubano, crece a sólo unos días de la sesión número 60 de la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra.
El hecho de que a estas alturas no haya definición sobre una posible resolución contra La Habana (se ha hablado de que podría presentarla Costa Rica), y que todavía se desconozca el sentido del voto de Chile, Brasil, Paraguay, México y República Dominicana, son motivos suficientes de preocupación, cuando justamente se cumple un año del encarcelamiento masivo de periodistas y opositores.
Con el antecedente de la tímida resolución ginebrina del año anterior, y como si el panorama no fuera lo bastante sombrío, la Representante del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Christine Chanet, ha circulado una versión del informe que supuestamente servirá de marco de discusión en el tema nueve de la Comisión, entre los días 23 y 25 de marzo.
Aunque el texto no deja de ser crítico con la situación represiva de la Isla, agravada en marzo pasado, sí contiene una serie de aspectos verdaderamente contradictorios, imágenes arquetípicas de una realidad sólo existente en el imaginario de una parte de la progresía mundial, y quizás en algún folletín de los años ochenta.
El informe de la diplomática francesa dedica un espacio considerable a ponderar lo que considera son "aspectos positivos" en materia de derechos económicos, culturales y sociales, a los cuales las autoridades cubanas —según Chanet— están dedicando "esfuerzos notables, especialmente de carácter presupuestario", como la educación y la salud.
Hay que reconocer que la representante de la ONU no ha conseguido su propósito de viajar a la Isla. De lo contrario, quizás hubiese percibido el lamentable estado de la asistencia sanitaria, deflagrada por la exportación de personal médico hacia otros países y sumida en la más calamitosa situación estructural.
Las argumentaciones de Chanet se sustentan en el crecimiento bruto del presupuesto sanitario en comparación con décadas anteriores. No tiene en cuenta los alarmantes niveles inflacionarios que han acompañado a la economía cubana desde finales de la era soviética hasta el día de hoy, así como la devaluación del peso. Por tanto, el hecho de que desde 1985 se haya duplicado el gasto en esa partida, no significa necesariamente un aumento real del presupuesto, sino simplemente una corrección a partir de las variaciones en la inflación, lo que podría conducir, incluso, a una cantidad menor casi 20 años después. |
