www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
   
 
Excluidos
¿El interés de La Habana porque se 'incluyan a los excluidos' en la educación superior internacional significa también el destierro de la consigna 'Universidad para los revolucionarios'?
por DIMAS CASTELLANOS, La Habana
 

Con el título Abrir a todos la era del conocimiento, el diario Granma publicó recientemente un reporte acerca del IV Congreso Internacional de Educación Superior, que sesionó en el Palacio de las Convenciones de La Habana con la asistencia de más de mil delegados de 56 países, incluyendo unos 500 nacionales.

Universidad de La Habana
Educación superior: ¿Apartheid ideológico no es exclusión?

"En un siglo XXI marcado por incertidumbres, violentos cambios, nuevas tecnologías y fuertes injusticias sociales —escriben los autores—, el panorama de la educación superior en el mundo aparece con más sombras que luces. ¿Cómo enfrentar los múltiples y agobiantes desafíos que se presentan? ¿Cómo las universidades pueden contribuir a reducir la falta de equidad que existe en la sociedad contemporánea?".

Y continúan: "Uno de los grandes retos, se reconoce, es 'incluir los excluidos'. Con la visión social de los cubanos, para una inclusión real, palpable, resulta esencial acabar con las inmensas desigualdades prevalecientes".

Tan reales son los logros del sistema de educación cubano como lo son las limitaciones e insuficiencias del mismo. "Incluir a los excluidos" puede y debe ser la consigna que dirija el esfuerzo de las universidades de todo el mundo para contribuir a tan nobles intenciones; mucho más si para esa inclusión —como escriben los autores— la "visión social de los cubanos" es acabar con las desigualdades.

¿Cómo entender el "acabar con las desigualdades" en el momento en que las mismas han ido resurgiendo en el contexto social cubano? ¿Significa acaso que se va a desterrar definitivamente la excluyente consigna de "Universidad para los revolucionarios"?

¿Se va a permitir, en su lugar, que los excluidos, tanto trabajadores como estudiantes, puedan regresar a los puestos y aulas de las que fueron expulsados o separados precisamente por no pensar igual que los "revolucionarios"?

Un paso de esa magnitud sería una clara manifestación de voluntad de cambios en la conducta excluyente seguida hasta ahora, pues la realidad, a pesar de los supuestos logros que enarbola el oficialismo, es que en Cuba —como en el resto del hemisferio— hay seres humanos excluidos de las universidades.

En otra parte del reporte se hace referencia a las palabras del ministro de Educación, Luis Ignacio Gómez, quien expresó que "la única manera de lograr una verdadera igualdad social es alcanzando la igualdad cultural. De ahí, que nos proponemos llevar a todo nuestro pueblo una cultura general e integral que lo capacite para vivir en este mundo globalizado, que proclama estar en la 'era del conocimiento', 'de la informática', que es exclusiva de una élite".

Alcanzar la igualdad social mediante la igualdad cultural es un objetivo que se torna inalcanzable, si antes no se procede, en primer lugar, al reconocimiento, institucionalización, promoción y respeto de los derechos humanos —universales e indivisibles—, así como de las libertades fundamentales. Premisa que constituye el fundamento cultural y cívico de la dignidad de los seres humanos para la participación, como sujetos de los cambios sociales, en cualquier parte del mundo.

Si nos apartamos de las palabras y declaraciones y entramos en el ámbito de los hechos, hay que afirmar rotundamente que el propósito de alcanzar la igualdad social desconociendo las exigencias anteriores es, sencillamente, imposible de realizar en Cuba o en cualquier otra parte, al menos que con el concepto de "igualdad social" las autoridades cubanas estén designando algo distinto a lo que se conoce en la comunidad internacional.

De igual manera, habría que preguntarle al ministro de Educación si el propósito de "llevar a todo nuestro pueblo una cultura general e integral" se refiere realmente a TODOS, o si está pensando en ese otro "todo", con minúscula, que desconoce a la parte del todo, que piensa política o ideológicamente de forma diferente a las autoridades estatales. Esa contradictoria realidad requiere aclarar si en el discurso oficial se habla del TODOS o del todos.

Hay que agregar que la capacitación referida al conocimiento informático requiere, para convertir esas palabras en realidades, iniciar la eliminación de todas las trabas que impiden el acceso de los cubanos a la tenencia y uso de las tecnologías de la información y a Internet, que en Cuba, como el resto de los asuntos, depende únicamente del Estado.

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