www.cubaencuentro.com Jueves, 27 de mayo de 2004

 
  Parte 1/4
 
La insoportable banalidad del mal
Torturas en Abu Ghraib: ¿Cuáles son las lecciones que de esta ignominia pueden aprenderse en cualquier lugar del mundo?
por JUAN ANTONIO BLANCO, Ottawa
 

Lo ocurrido en la prisión de Abu Ghraib, en Irak, ha estremecido la conciencia del mundo y nos presenta algunas interrogantes. ¿Cuál es la relación que puede existir entre las revelaciones del empleo de la tortura por las fuerzas de ocupación en Irak y lo ya ocurrido en otras circunstancias históricas? ¿Cuáles son las lecciones que de esta ignominia puede aprender toda persona interesada en la situación de derechos humanos en cualquier lugar del mundo?

Abuso a prisioneros
Abusos en Irak: ¿Obediencia debida?

Hace unas cuatro décadas, Hanna Arendt nos legó un controversial ensayo con sus reflexiones acerca del juicio de Adolf Eichmann. La filósofa judía se sorprendió al descubrir que quien con meticulosa disciplina había transportado a millones de judíos a los campos de exterminio nazis no era un monstruo, sino una personalidad aterradoramente normal y mediocre, cuya vida habría sido intrascendente en otras circunstancias.

En 1971, un equipo de investigadores científicos de Stanford University —bajo la dirección de Stanley Milgram— decidió realizar un experimento psicológico sobre los resortes de la obediencia y autonomía ética en las circunstancias controladas de un laboratorio. Milgram ordenaba aplicar falsos shocks eléctricos de progresiva intensidad a los "pacientes" que —al otro lado de un cristal— fingían los síntomas (chillidos, retorcimientos) de la supuesta escalada gradual de dolor. Salvo escasas excepciones, los "ayudantes" cumplieron las órdenes de aquél, a quien consideraban una autoridad legítima para emitirlas, sin considerarse, en ningún momento, personalmente responsables por las consecuencias de sus acciones.

Eichmann, al igual que casi todos los nazis y sus colaboradores, expuso en su defensa que él no había sido nunca antisemita y era crítico —en privado— de lo que consideraba excesos de la legislación hitleriana. Pero alegaba que, como ciudadano y militar, estaba obligado a cumplir las soberanas leyes de la Alemania del Tercer Reich, y las órdenes emitidas por una cadena de mando político-militar legítimamente establecida. La expresión de dudas, o el incumplimiento de órdenes en medio de una guerra contra los enemigos externos e internos de Alemania, habrían sido percibidas como anti-patrióticas e inmorales no sólo por los tribunales, sino por la sociedad nazi.

Hace años, una víctima de las torturas en Chile me relató que lo que más le impresionó en sus largas noches de tormento fue la capacidad de sus interrogadores para tomarse un descanso, compartir un café y hablar de sus respectivas familias y sueños. Casi sin excepción, los militares latinoamericanos acusados de violaciones de derechos humanos en el período de las dictaduras alegaron "obediencia debida" para reclamar la amnistía por sus crímenes.

El escándalo de Abu Ghraib

El presidente de Estados Unidos abordó inicialmente el tema de las torturas en la prisión de Abu Ghraib, cerca de Bagdad, bajo el criterio de que en un ejército de más de 130.000 efectivos podrían haberse infiltrado elementos aislados, cuya conducta no podía identificarse con la de las Fuerzas Armadas de esa nación. Pero luego fueron emergiendo más informaciones.

Una investigación interna del Ejército, dirigida por el mayor general Antonio M. Taguba, sobre las denuncias presentadas por un soldado a mediados de enero, respecto al manejo de prisioneros en Abu Ghraib, confirmó el 12 de marzo lo que venían diciendo varias ONG de derechos humanos sobre el uso de la tortura en interrogatorios.

Así se conoció por la general de brigada Janis Karpinski, a cargo del personal militar en Abu Ghraib, que los soldados bajo su mando, encargados de la simple custodia de los detenidos, actuaron siguiendo orientaciones de miembros de la inteligencia militar, la CIA y "contratistas privados" en su "ablandamiento", antes de ser realmente sometidos a interrogatorio por aquellos. Algunos detenidos murieron como resultado del susodicho "ablandamiento" y los posteriores interrogatorios.

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