Cuando el ex presidente de la República Checa, Václav Havel, intervino recientemente en la Conferencia Internacional por la Democracia en Cuba, advirtió a los disidentes cubanos que debían prepararse para la transición y comenzar a elaborar un proyecto del texto de una nueva constitución.

Ex presidente checo Václav Havel.

Havel recordó que al asumir la presidencia e instalarse en el imponente castillo que domina la ciudad de Praga, estuvo varias noches y madrugadas preparando el nuevo texto constitucional, porque los disidentes checoslovacos no habían previsto lo que deberían hacer después de alcanzar el poder.

La advertencia de Havel conserva gran validez, aunque sucede que varios grupos o partidos políticos cubanos —en el exilio o en el interior de Cuba—, ya han preparado textos y propuestas. Se habla tanto de la transición, se han realizado tantos simposios y conferencias sobre el tema, que tal parece que esa etapa la tenemos a la vuelta de la esquina.

Si bien es cierto que resulta útil preparar propuestas alternativas al actual régimen, a veces da la impresión de que se está colocando "la carreta antes de los bueyes".

En los primeros años de la década de los noventa contaban este chiste en Cuba: "Ya el régimen comunista terminó, ahora estamos en el papeleo". La anécdota fue conocida en el exterior. Bien habría podido ser inventada por el Departamento de Orientación Revolucionaria (DOR), porque resulta en esencia adormecedora. El "papeleo" prosigue, mientras se multiplican las organizaciones de cubanos opositores, pero sin una estrategia común.

Es probable que nadie conozca a ciencia cierta cuantas organizaciones de la oposición existen ya en el interior de Cuba y cuantas diseminadas por diversas partes del mundo.

Si bien es cierto que hay que pensar en la transición, en la eventual convocatoria de una asamblea constituyente y en tantos otros asuntos, a veces salta la pregunta: ¿por qué no se es capaz de unir a los diferentes grupos del exilio y de la oposición interna alrededor de un breve programa de tres o cinco puntos? O sea, las prioridades, para efectivamente abrir paso a la transición tan esperada.

En su época, José Martí consiguió unir voluntades para el llamado a la guerra necesaria contra los colonizadores españoles.