www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
   
 
Chávez y la oposición ante el desafío histórico venezolano
por FRANCISCO LEóN, Santiago de Chile
 

El consenso sobre las causas de la victoria del presidente Hugo Chávez señala la incapacidad de los gobiernos surgidos de la democratización venezolana, desde fines de los años cincuenta, al no alcanzar el crecimiento económico con creación de empleo y diversificación productiva, ni mejorar la distribución de ingreso y disminuir la pobreza, ni erradicar la corrupción de la clase gobernante y sus aliados.

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No obstante, la receta empleada por Chávez ha sido una variante de la de sus antecesores: populismo y latinoamericanismo; a la que ha añadido un antiamericanismo y una orientación "pro clases desposeídas" más sistemáticos. Le queda pendiente el desafío histórico de los gobernantes venezolanos, una vez lograda superar la recurrencia a la guerra civil y la sucesión de dictadores: "sembrar el petróleo" y lograr una sustentabilidad económica basada en la diversificación productiva y en el desarrollo social mediante la creación de empleo, enterrando el fantasma de la guerra civil y el recurso a métodos dictatoriales para enfrentar la ingobernalidad del país.

La actitud asumida por el gobernante, desde que conoció los primeros resultados del plebiscito revocatorio, favorables a su mantenimiento en el poder, muestra que no desconoce ese desafío histórico que tiene que enfrentar para realizar su prometida revolución bolivariana.

El fracaso histórico de los gobiernos venezolanos para dar sustentabilidad a la economía y al desarrollo social, debería obligar a Chávez a iniciar ahora ese camino, contando con un escenario favorable, fruto de la legitimidad ganada por su gobierno, de la mayor viabilidad del desarrollo venezolano en el modelo de integración latinoamericana que comienza a perfilarse y de la dependencia mundial del crudo.

Un escenario cuya proyección a mediano y largo plazo depende, en buena medida, del compromiso del gobernante y sus seguidores con las prácticas democráticas, la creatividad para lograr que el desarrollo de su país sea una prioridad para la región y, para conciliar la reafirmación de la soberanía nacional y la convivencia con un vecino poderoso, pero que reconoce el carácter estratégico del petróleo venezolano para su seguridad.

El papel de la oposición

La oposición, por su parte, está obligada a asentar sobre bases amplias y sólidas la identidad y legitimidad logradas en los primeros años de Chávez en el poder, y no hipotecarlas con la amenaza a la gobernabilidad como arma exclusiva de negociación y cambio de régimen/gobierno. Tiene a su favor el hecho de que, en la integración latinoamericana, la iniciativa privada tiene un papel central, siendo un campo fértil para impulsar la transnacionalización de la empresa venezolana, dentro y fuera del país, pero con énfasis regional, amén de aprovechar la disponibilidad y bajo precio de la energía para la localización de la producción industrial latinoamericana. A la vez que puede exigir, como rama de olivo al gobierno, una prioridad máxima al otorgamiento de créditos a la empresa pequeña y mediana por su excelencia como instrumento de la creación de empleo y del desarrollo social.

La inspiración del desarrollo social en el modelo cubano de los años setenta y ochenta, y el apoyo del gobierno de ese país, fueron claves en los resultados obtenidos durante el boom petrolero reciente, con el consiguiente éxito electoral y reconocimiento internacional de la legitimidad de la labor de Chávez.

Pero ese ejemplo demostró no ser duradero, porque la ayuda soviética y el crudo subvencionado que le dieron viabilidad económica ya no existen. El intercambio cubano-venezolano de petróleo por servicios en educación, salud y deporte puede continuar, pero no el reparto populista de los ingresos excedentes de las exportaciones de petróleo (de las cuales el país no puede prescindir para mantener su puesto como quinto proveedor mundial), ya que en ese caso no podría impulsar simultáneamente la diversificación productiva y la creación de empleos en el marco de la integración latinoamericana.

De continuar este reparto populista, el gobierno de Chávez repetirá la experiencia de desarrollo social sin crecimiento económico sustentable del modelo cubano, cuyo fracaso se hizo evidente cuando cesaron las subvenciones de la Unión Soviética y del campo socialista.

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