www.cubaencuentro.com Martes, 02 de noviembre de 2004

 
  Parte 2/3
 
El fin de la circulación del dólar: causas y efectos
por CARMELO MESA-LAGO, Pittsburg
 

La falta de divisas se ha agudizado por varios problemas recientes: el déficit en la balanza comercial sobrepasó los 3.000 millones de dólares en 2003; la inversión directa foránea disminuyó en el período 2001-2003; el conflicto con la Unión Europea por el encarcelamiento de 75 disidentes cubanos en 2003 cerró la posibilidad de entrar al Convenio de Cotonou y de recibir ayuda económica; la compra en dólares en efectivo de alimentos y medicinas a EE UU alcanzó un total acumulado cercano a 1.000 millones de dólares a fines de 2004; el colapso del sistema eléctrico en 2004 ha creado necesidad de importar piezas de repuesto y equipos, y el escándalo del UBS limita el depósito de divisas, cualquiera que sea su origen.

La Resolución también puede ser interpretada como un paso más en el proceso de recentralización de la economía, cierre de espacios al sector privado y control estricto de divisas. Las reformas económicas que se iniciaron en 1993, precisamente con la autorización de la tenencia y circulación del dólar, y que generaron la parcial y oscilante recuperación, fueron paralizadas desde 1996. Desde entonces, el gobierno de forma consistente ha aplicado fuertes impuestos y multas (algunos en dólares) a trabajadores por cuenta propia, dueños de paladares, arrendatarios de habitaciones a turistas y otras actividades.

En 2000 el Banco Central obligó a cambiar los billetes de peso viejos por una nueva emisión, lo cual le permitió capturar pesos escondidos y no depositados en el sistema bancario; esta medida causó el temor generalizado en la población de que era la antesala para la eliminación del dólar.

A partir de 2003 ha ocurrido un claro proceso de reversión con cinco medidas: (1) la prohibición a las empresas estatales de operar con divisas y la obligación de hacerlo en pesos convertibles, así como la venta de divisas por el Banco Central con un recargo del 1% al 2%; (2) la recentralización del comercio exterior a través del MINCEX, que retomó el control de importaciones y exportaciones que antes ejercían empresas descentralizadas; (3) la prohibición de 87 servicios que proveían empresas estatales y generaban divisas, y que ahora sólo pueden ser ofrecidos directamente por el gobierno; (4) la recentralización de varias empresas turísticas que operaban de manera relativamente autónoma y percibían dólares, y (5) la suspensión de licencias en 40 actividades por cuenta propia, entre ellas magos y payasos, ahora irónicamente a cargo del Estado. Una próxima medida podría ser la eliminación de cuentas, depósitos a plazo fijo y CD en dólares.

Por último, la economía dual o dualidad monetaria (en peso y dólar) ha sido una preocupación creciente del gobierno, porque le impide el control de un considerable sector de la economía y porque crea "segmentación de mercados" (racionamiento, mercados agropecuarios, TRD), así como creciente desigualdad entre sectores de la población (los que tienen y no tienen acceso al dólar).

Un libro reciente de CEPAL dice que la dualidad monetaria atenuó las consecuencias negativas de la crisis, pero que es una "solución transitoria" que ha generado inequidades sociales, declive de las actividades en pesos dirigidas a la demanda interna y altos costos de importaciones para actividades en divisas; por lo que recomienda "alcanzar la convergencia cambiaria" o "eliminar la dualidad monetaria" (CEPAL, 2004). Las nuevas medidas no cumplen esa meta, pues ello implicaría la completa sustitución del dólar por un peso único cuyo valor reflejase su oferta y demanda en mercados internacionales, lo cual requeriría profundas transformaciones estructurales, contrarias a las medidas recentralizadoras ya explicadas.

Los efectos

A pesar de la aseveración de Castro de que las medidas no tienen como "fin recaudar divisas mediante un gravamen", no cabe duda de que a corto plazo generarán dólares por dos vías: el cambio a pesos convertibles con el referido gravamen del 10% y el mayor control del Banco Central sobre las cuentas en dólares (impidiendo nuevos depósitos en cuentas existentes o restringiendo la extracción y con el gravamen). Pero a mediano y largo plazos pudieran generar cuatro efectos adversos.

Los cubanos con pocos dólares tendrán que cambiarlos por pesos convertibles, pero los que posean dólares abundantes tratarán de comprar en el mercado negro (el cual fue reducido de manera notable por las TRD), de manera que habrá más incentivos para robar al Estado a fin de vender en el mercado negro.

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