Este se volverá más competitivo, pues no sólo los productos son gratis (se roban), sino que además los precios en las TRD se incrementaron en marzo entre un 10% y un 33% y con las nuevas medidas se han aumentado un 10% adicional (entre 21% y 46% en total). O sea, que el mercado negro puede vender a precios mucho más bajos. Si esta predicción se materializa, el gobierno entonces impondrá fuertes sanciones a los especuladores en dicho mercado, pero estas medidas serán difíciles de ejecutar, la razón precisamente porque la que se introdujeron las TRD.

También en Cuba había un mercado negro de compra-venta de dólares que fue reducido de manera significativa por el establecimiento en 1995 de las CADECA. La Resolución no dice si se continuará la práctica de comprar dólares en CADECA, pero es probable que eventualmente sólo se permita el cambio de dólares en pesos convertibles.

Las nuevas medidas resultarán en una escasez de dólares en el mercado, a la par de un incremento de la demanda (por los que viajan o entregan dólares a viajeros cubanos para que les compren en EE UU, etc.), por tanto, generarán un incentivo para la reactivación del mercado negro. Si esto ocurre, el precio del dólar en el mercado negro subirá y presionará para devaluar el peso.

Golpe a las remesas

La Resolución no menciona las remesas, por lo que puede asumirse, al menos por el momento, que permite su recepción en dólares, aunque luego el gobierno capture el 10% al cambiarlos por pesos convertibles. En la Mesa Redonda donde se anunciaron las medidas, Castro recomendó a los que reciben remesas (el 62% de la población, según CEPAL, 2004) que coordinasen con sus familiares en el exterior su envío en las cuatro monedas autorizadas para evitar el gravamen del 10% cuando cambien los dólares. Pero la mayoría de los cubanos emigrados vive en EE UU y les es más fácil el envío en dólares (una remesa de 300 dólares se reducirá a 270 cuando los cambien); por otra parte, si mandan euros, tendrán que pagar una comisión por el cambio de moneda (aunque menor que el gravamen del 10%).

A las restricciones impuestas por Bush a las remesas, ahora se añaden los desincentivos introducidos por Castro, lo cual provocará una reducción en dichas remesas. Entre los cubanoamericanos conservadores, se reforzará la imagen (manipulada por Bush para justificar sus propias medidas) de que el gobierno se apoderará de todas las remesas.

De los turistas que van a Cuba, el 59% son canadienses y de la zona del euro o la libra esterlina, de ahí que las medidas probablemente no tendrán repercusión en el número de ellos que visite Cuba. Pero el 13% proviene de EE UU y América Latina, la zona del dólar, y las medidas encarecerán el costo de la estancia y compras en la Isla, lo cual es importante para un turismo generalmente de bajo ingreso en busca de vacaciones baratas. No obstante, las restricciones impuestas por Bush para viajar a Cuba ya han reducido el número de visitantes estadounidenses, así que la Resolución tendrá poco efecto en esto.

En conclusión, a corto plazo, las medidas le darán al gobierno acceso a dólares por dos vías: el cambio de dólares a pesos convertibles con el gravamen del 10% y el mayor control del Banco Central sobre las cuentas en dólares (impidiendo nuevos depósitos o restringiendo la extracción y con el gravamen). Pero esto no resolverá los graves problemas existentes, como el enorme déficit en la balanza comercial, el escaso acceso al crédito externo y la insuficiencia consuetudinaria  de divisas.

A mediano y largo plazos pueden darse efectos adversos para el gobierno, como la resurrección del mercado negro de productos y dólares, la presión para devaluar el peso y la posible reducción en las remesas. El más perjudicado es el pueblo cubano, que en la práctica sufre un nuevo incremento del 10% en los precios en las TRD, reduce su consumo aún más y enfrenta la incertidumbre de futuras medidas que eliminen el dólar y empeoren su paupérrima situación.