www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 1/2
 
Siguiendo al mal Smith
¿Wayne o Earl? Pasado, presente y futuro de la diplomacia norteamericana en Cuba.
por ARTURO LOPEZ LEVY, Denver
 

Nuestro apóstol, que vivió años muy productivos en Nueva York, donde cultivó la amistad y simpatía de muchos norteamericanos, nos alertaba a no suponer "por antipatía de aldea, una maldad ingénita y fatal al pueblo rubio del continente". Con certeza profética, menos de una década antes de que EE UU interviniera en la guerra de Cuba, José Martí escribió: "El desdén del vecino formidable que no la conoce es el peligro mayor de nuestra América y urge, porque el día de la visita está próximo, que el vecino la conozca, la conozca pronto, para que no la desdeñe". Lamentablemente, el tema del desconocimiento de Cuba, en EE UU y, en particular en su diplomacia en La Habana, sigue sembrando discordia e insulto para perjuicio de todos.

M. B. Roque
Cason, junto a los disidentes Cuesta Morúa y Martha B. Roque (de izquierda a derecha).

La peor combinación: ignorancia con iniciativa.

Las cosas empezaron mal desde el principio. El libro de memorias El Cuarto Piso, del embajador norteamericano Earl Smith, en La Habana en enero de 1959, sorprende por la torpeza en el tratamiento de la cuestión cubana. Todavía a finales de 1958, el embajador estaba malhumorado porque el Departamento de Estado y su propia embajada, "llena de liberales", incluida la CIA, pensaban que apoyar a Batista dañaba los intereses nacionales de EE UU.

El improvisado diplomático, que obtuvo la plaza a través de contribuciones monetarias a la campaña de Eisenhower de 1956, murió insistiendo en que EE UU nunca tuvo mejor amigo en la Isla que el sanguinario dictador. El senador Jesse Helms prologó una de las últimas ediciones del mamotreto de Smith, insistiendo en su utilidad no para comprender la grandeza del fiasco, sino como inspiración para repetirlo. Nada, que el mal embajador nunca abandonó las malas amistades: Batista, Tabernilla, Díaz-Balart, Helms, en fin, el mismo embarque histórico.

El otro Smith

Conviene no culpar a EE UU, en general, por estos botones de muestra. El hecho de que pocos fracasos diplomáticos pueden competir en la historia con los últimos 45 años de política norteamericana hacia Cuba, se debe en gran medida a que sucesivas administraciones han ignorado el consejo sabio de sus estrategas más capaces. Otro Smith, Wayne, actual académico del Centro de Política Internacional, ha desarrollado una prolífica labor política y académica de acercamiento entre nuestros dos países. En el período de Batista, Wayne Smith fue diplomático de tercer rango en la Isla, donde aprendió sus detalles históricos y la dinámica nacionalista de un pueblo con una cultura de respeto y admiración por EE UU, sin dejar de condenar el apoyo que su país brindaba al dictador.

En el período del presidente Carter, Wayne Smith regresó a La Habana a abrir la Sección de Intereses y desarrolló un productivo proceso de diálogo. Ese acercamiento fue cancelado lamentablemente por la actitud hostil del asesor de Seguridad Nacional, Zbignew Brezinski, y la insensata intervención cubana en Etiopía, cuando manías de "grandeza revolucionaria" predominaron sobre nuestro interés nacional de llegar a un entendimiento justo con la potencia de la que Cuba vive a sólo noventa millas.

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