www.cubaencuentro.com Domingo, 02 de enero de 2005

 
  Parte 1/2
 
Tres fantasías y una realidad
Visiones sobre el cambio democrático: ¿Es la política cubana una modalidad de la ficción?
por RAFAEL ROJAS, México D.F.
 

Al parecer, resulta inevitable que la política cubana y, sobre todo, la ruidosa y mezquina opinión pública que la acompaña, en la Isla y en el exilio, tenga que ver más con fantasías que con realidades. En Cuba, mientras el ejercicio del poder se vuelve cada vez más racional y realista, como corresponde a su estirpe maquiavélica y leninista, la opinión pública, incluso aquella que se pretende crítica u opositora, se vuelve cada vez más fantasiosa e idealista.

F. Castro
'Aquí nada va a cambiar': ¿la más irreal de las fantasías?

Tres son las fantasías recurrentes de la política cubana: 1) la fantasía oficial, que asume que en Cuba se está construyendo el comunismo desde hace 45 años y que la "continuidad de la revolución", tras la muerte de Fidel Castro, está asegurada por una nueva generación de líderes y por un "pueblo con una gran cultura política"; 2) la fantasía exiliada, que se aferra al escenario de un levantamiento popular, seguido de represión, guerra civil, "caída del tirano", intervención de Estados Unidos y modernización democrática; y 3) la fantasía opositora, que afirma que la transición ya está en curso y que eventualmente desembocará en un acuerdo entre la intangible élite reformista, la disidencia y el exilio.

Quien se interese en el problema cubano y se arriesgue a participar en su difusa y envilecida esfera pública —impresa, radial, televisiva y, sobre todo, electrónica—, difícilmente podrá eludir una u otra fantasía. Estas tres fábulas del futuro cumplen la función terapéutica de vislumbrar una salida a la crisis cubana y de involucrar a los diversos y hostiles protagonistas de una misma trama en un algún desenlace de consuelo. Cada fantasía, sin embargo, posee un diferente grado de alejamiento de la realidad.

La primera, la oficial, es la que menos contacto hace con el presente de la sociedad cubana. No hay que ser un experto en asuntos cubanos para saber que desde hace décadas Cuba dejó de estar bajo los efectos de una revolución y que lo que existe hoy es un régimen totalitario en descomposición, pero sumamente represivo y soberbio, que administra los conflictos sociales generados por una economía en bancarrota y una política unipartidista y asfixiante.

Las élites castristas han renunciado, de manera inconfesa y hasta cínica, a construir el comunismo en Cuba y se proponen mantener el régimen político intacto mientras viva Fidel Castro, al tiempo en que introducen, sigilosamente, un capitalismo de Estado que les asegure el poder dentro de un esquema autoritario.

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