www.cubaencuentro.com Viernes, 29 de julio de 2005

 
   
 
Satanismo
¿Existen diferencias entre los atentados contra Nueva York, Madrid y Londres y el hundimiento del remolcador 13 de Marzo?
por MANUEL DíAZ MARTíNEZ, Canarias
 

Hace 11 años, la noche del 13 de julio de 1994, 72 cubanos —entre los cuales había familias enteras— intentaron huir de la Isla en el 13 de Marzo, un viejo remolcador que secuestraron en el puerto de La Habana con la complicidad de quienes lo conducían. Las autoridades castristas, que estaban al tanto de la fuga, esperaron a que la nave estuviera en alta mar para hundirla.

Protesta en La Habana
Pancarta con fotos de las víctimas del remolcador 13 de Marzo.

El 13 de Marzo no resistió los cañones de agua, que lo inundaron, ni las embestidas de remolcadores y barcos patrulleros enviados por el gobierno. En el hundimiento se ahogaron 31 adultos y 10 niños. Hubo 31 sobrevivientes, cuyas denuncias han llegado, inútilmente, hasta la ONU y nadie se ha atrevido a desmentir. No hubo procesados por esta masacre premeditada. A sus ejecutores, Fidel y Raúl Castro los felicitaron en público por su lealtad a la revolución. Los tribunales se negaron a admitir a trámite una denuncia presentada por la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.

Un sobreviviente, Gerardo Pérez, afirma que los oficiales del gobierno "decían que, para ellos, los que se ahogaron no eran más que perros contrarrevolucionarios". Un secuaz de Bin Laden habría dicho "perros infieles".

La única diferencia que hay entre el hundimiento del 13 de Marzo y los atentados terroristas de Nueva York, Madrid y Londres —quitando las circunstanciales de las consecuencias de los mismos y el número de víctimas— es que estos fueron cometidos por taifas de fanáticos religiosos y aquél por un Estado. Por un Estado con asiento en la ONU y embajadas en medio mundo, cuyo gobierno cuenta con la condescendencia de políticos supuestamente democráticos y la simpatía de intelectuales sedicentemente progresistas.

Todas estas carnicerías programadas integran la ola de satanismo que en nuestra época pugna por ahogar las libertades y los valores del humanismo democrático, tanto en Occidente como en Oriente, y son obra de la calculada manipulación del horror con fines ideológicos o políticos. Eso es el terrorismo. Y uno de sus efectos más perturbadores, el que lo alienta al tiempo que nos hace más vulnerables, es la capitulación ante él de quienes, aun siendo sus víctimas, desde los gobiernos y la prensa se esfuerzan por hallarle excusas y justificaciones.

La irracionalidad y el desprecio a la vida han llegado a extremos pavorosos y nauseabundos. Un tal Carlo Frabetti, devoto del castrismo, ha sostenido en un periódico vasco que quienes votaron a Blair y murieron en los atentados de Londres no son víctimas inocentes. ¿Nos podrá decir Frabetti cuántos de los 32 niños asesinados en Bagdad, el pasado día 13, por la llamada "resistencia", votaron a Blair?

Por su parte, el escritor cubano Lisandro Otero, casualmente también devoto del castrismo, en un periódico habanero ha aprobado esos crímenes porque "hasta ahora estaban muriendo aquellos de piel oscura y ojos endrinos, ahora empiezan a morir los rubios de ojos azules". ¿Se habrá enterado ya mi viejo conocido Lisandro Otero de que el primer funeral de las víctimas londinenses fue el de una chica de veinte años de origen hindú y musulmana? Además, deberá tomar precauciones porque él no es mulato.

En cuanto a los ahogados en el hundimiento del 13 de Marzo, Frabetti y Otero lo han de tener todo más claro: eran "perros contrarrevolucionarios". Incluyendo los niños.

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