www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 1/2
 
Tres hipótesis sobre una dictadura
Populismo, comunismo y castrismo: ¿Está condenada la sociedad cubana a vivir sin instituciones democráticas?
por RAFAEL ROJAS, México D.F.
 

Desde hace 46 años Fidel Castro gobierna Cuba y es natural que en estas cuatro décadas y media, muchos estudiosos cubanos, americanos y europeos hayan intentado comprender y definir el régimen político de la Isla. Es natural, también, que esas visiones de un mismo régimen cambien, se nieguen o se reiteren con el tiempo.

F. Castro
Fidel Castro, en el acto por el aniversario 52 del asalto al Cuartel Moncada.

Nunca será lo mismo haber escrito sobre el castrismo en 1961, cuando se iniciaba la alianza con la URSS, en 1975, cuando dicha alianza estaba sellada, en 1991, cuando desaparece la URSS, o en 2005, cuando el régimen cubano lleva más de una década de subsistencia sin el bloque soviético.

Dentro del voluminoso archivo de los estudios sobre Cuba, ocupa un lugar decisivo la interpretación de los orígenes de una dictadura tan larga. A riesgo de simplificar o achicar ese corpus, podríamos decir que existen tres hipótesis primordiales sobre la formación del régimen cubano.

La hipótesis Draper

La primera hipótesis es aquella que sostiene que Fidel Castro, un político radical, violento y autoritario de la Juventud Ortodoxa, organizó la insurrección contra Batista, aprovechando el descontento popular de fines de los cincuenta, no para restaurar la Constitución de 1940, como él y sus seguidores declaraban con tanta vehemencia, sino para acabar con las instituciones republicanas y establecer una dictadura unipersonal.

Según esta hipótesis, desarrollada por Theodore Draper en los años sesenta, en libros como Castro's Revolution: Myths and Realities y Castroism, Theory and Practice, Castro, por su mentalidad antiliberal, intransigente y autocrática, acabaría estableciendo un régimen totalitario o autoritario, de tipo fascista, comunista o una mezcla de ambos, enfrentado a Estados Unidos.

En esta hipótesis, el castrismo no es propiamente una modalidad del comunismo, sino un modelo no democrático específico, que lo mismo podía aliarse al comunismo internacional que a otra corriente política planetaria, siempre y cuando le ofreciera respaldo para combatir a Estados Unidos y perpetuarse en el poder.

La hipótesis Horowitz

La segunda hipótesis, desarrollada, entre otros, por el importante sociólogo Irving Louis Horowitz en un libro colectivo de los años setenta (Cuban Communism), suscribe la identidad comunista de Castro desde principios de los años cincuenta. Que en su juventud fuera un comunista doctrinario o un "comunista fabiano" —como le gusta decir a Emilio Ichikawa—, es, de acuerdo con esta hipótesis, irrelevante.

Lo decisivo es que, a juicio de quienes sostienen el comunismo esencial de Castro, este caudillo, más o menos racionalmente, se propuso desde un inicio la construcción de un régimen marxista-leninista, de partido único y propiedad estatal. La conquista de esa meta no estaba dada por la mera necesidad de una alianza coyuntural con la Unión Soviética, para enfrentar la tensión con Estados Unidos, sino por la convicción de que el orden totalitario comunista era superior al capitalismo y la democracia occidentales.

1. Inicio
2. Aunque sutil...
   
 
RegresarEnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
¿Por quién doblan las campanas?
JOSé CONRADO, Santiago de Cuba
Efecto huida
MANUEL DíAZ MARTíNEZ, Canarias
El complicado asunto de la libertad
JOSé H. FERNáNDEZ, La Habana
Editoriales
Sociedad
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir