www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 1/3
 
Peligros y oportunidades (I)
El autor reflexiona sobre la escisión de la disidencia interna y el Congreso del 20 de mayo.
por JORGE A. POMAR, Colonia
 

"Ser responsable implica pagar el precio que supone cada afirmación y cada acción, afrontar las consecuencias de cada toma de posición y las renuncias que implica cada elección. Eso significa […] no empujar a los demás por caminos que no están en condiciones de recorrer".

O. Payá
Payá, Roca y Sánchez: ¿una foto difícil de lograr?

Esta definición entresacada de Utopía y desencanto, antología de ensayos del italiano Claudio Magris, les viene como anillo al dedo a los líderes de minorías contestatarias que, expuestos ellos mismos a la maquinaria represiva totalitaria, como lo están sin duda cada vez más —en los escasos días que restan hasta el 20 de mayo— las tres cabezas visibles de la Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba (APSC), asumen la responsabilidad de exhortar a sus compatriotas a seguir su temerario ejemplo sin más perspectivas a corto plazo que la dudosa recompensa de un triunfo meramente moral, simbólico.

Martha Beatriz Roque Cabello, Félix Antonio Bonne Carcassés y René Gómez Manzano ya han dado pruebas fehacientes de que, a la hora de la verdad, saben asumir las consecuencias de sus actos. Tras estampar sus firmas (el cuarto firmante fue Vladimiro Roca Antúnez) al pie del llamamiento La patria es de todos, en 1997, experimentaron en carne propia enseguida los rigores del cautiverio. En particular, sobre la cabeza de Martha Beatriz pende una espada de Damocles: la única mujer encarcelada en la Primavera Negra de 2003 goza de una licencia extrapenal que puede ser suspendida en cualquier momento, con el consiguiente retorno a la cárcel femenina de Manto Negro.

Los tres han renunciado a una vida cotidiana sin sobresaltos, palizas, injurias y actos de repudio; han puesto en peligro por tiempo indefinido la seguridad de sus seres queridos; han hecho dejación de su derecho al exilio. Los tres persisten en esa pacífica labor de Sísifo de toda disidencia en un país totalitario, consistente en intentar sacar a la ciudadanía de su profundo letargo civil. Más que "empujar" —tampoco podrían en un país donde la única fuerza en capacidad de hacerlo es el Estado—, exhortan quijotescamente a la ciudadanía "a recorrer caminos que no están en condiciones de recorrer".

El gesto independiente

En última instancia, sin embargo, el alto riesgo asumido por la concurrencia nacional a la proyectada Reunión General del 20 de mayo no se deriva propiamente del contenido del debate propuesto, sino del gesto independiente (en fin de cuentas, las acciones de la disidencia pacífica son siempre un llover sobre lo mojado) y del bajo umbral de tolerancia del gobierno. Pero no es menos cierto que en la reacción oficial pesará también el desafiante simbolismo de una efeméride que conmemora el nacimiento de lo que la historiografía oficial rebaja a la categoría de "república mediatizada".

Por si quedaran dudas sobre el distanciamiento de la APSC del mito nacionalista y del argumento de plaza sitiada, se da otra circunstancia agravante: los promotores han incurrido ex profeso en el insólito atrevimiento de declarar urbi et orbi contra el gobierno cubano ante el Congreso norteamericano. Gestos con los cuales la APSC rompe tabúes ancestrales del castrismo —y de buena parte de la oposición moderada—, en momentos en que la retórica antiimperialista de Fidel Castro raya en el delirio y su arrogancia planetaria ha llevado a la diplomacia insular al máximo nivel de arrinconamiento en la arena internacional.

La APSC, como todos los impulsores de propuestas de diálogo de la oposición pacífica interna, ha anunciado por escrito a las instancias gubernamentales pertinentes la celebración de su coloquio sobre el futuro de Cuba. No se trata de un anuncio pro forma: en el fuero interno de todos los promotores de propuestas de reformas aletea siempre la esperanza de que el gobierno cambie de talante y acepte el convite, con lo cual el diálogo daría paso al entendimiento y la negociación.

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