www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 1/2
 
La sombra del caudillo
Millones de exiliados, decenas de miles de presos, miles de fusilados, cien mil suicidas: Los cubanos que en medio siglo no han consentido ser gobernados por Fidel Castro.
por RAFAEL ROJAS, México D.F.
 

El título proviene de una de las novelas emblemáticas de la Revolución Mexicana, escrita por Martín Luis Guzmán en 1929, y que versa sobre las clientelas políticas de jefes revolucionarios como Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Guzmán y muchos otros escritores e historiadores mexicanos del siglo XX se interesaron en ese fenómeno tan típico de la tradición carismática latinoamericana, por el cual un caudillo produce una corte de seguidores, que vive a la sombra de su poder.

F. Castro
Fidel Castro: ¿una pirámide perfecta de poder?

En su último libro, el filósofo español Eugenio Trías habla de otro tipo de sombra, asociada a los regímenes totalitarios. Toda política no democrática, según Trías, proyecta, en su propia esfera de dominio, una sombra que corresponde al enemigo. El opositor en un régimen así es una presencia constante, aunque fantasmal: un espectro político. Se le alude en los periódicos y en la televisión, se le menciona en las casas y en los parques, se le ataca en consignas y discursos.

Pero el opositor nunca deja de ser una sombra porque en la esfera pública del régimen totalitario, controlada por el poder, nunca se ve su rostro ni se escucha plenamente su voz. Según Trías, esa sombra, cuya presencia fuera estudiada por los grandes filósofos de la dictadura (Hobbes, Hegel, Weber, Schmitt, Arendt…), es la que hace de la política totalitaria una continuación de la guerra por otros medios.

A pesar de que en Cuba sólo existe un partido, de que todos los medios de comunicación están en manos del Estado y de que el caudillo, Fidel Castro, pronto rebasará los 80 años y cumplirá medio siglo en el poder, hay quienes todavía se sienten incómodos cuando se habla de ese régimen como una dictadura. La libertad de asociación es, desde mediados del siglo XIX, la única forma de garantizar que los opositores tengan presencia pública reconocida, y ese derecho no existe en Cuba.

La palabra dictadura molesta a muchos, pero, como recuerda Trías, el término acuñado por la filosofía política para un régimen como el cubano es el de tiranía. Generalmente se piensa que un gobierno es tiránico por su naturaleza genocida, violenta o criminal, pero ese no es el sentido que el pensamiento político occidental ha dado a la palabra tiranía. La dictadura cubana no es tiránica por su innegable capacidad represiva.

La persistencia de las élites

Desde Platón y Aristóteles hasta Heidegger y Arendt, pasando por Tocqueville, Canetti y Ortega y Gasset, una tiranía es una pirámide perfecta de poder: en la base están las masas o el pueblo —no la sociedad, la ciudadanía o los individuos—, y en la cima está el tirano solo. Entre las masas y el tirano existen varios niveles: un movimiento —no varios partidos políticos—, unas corporaciones u órganos del Estado —no asociaciones civiles—, y, finalmente, una élite que el tirano ensancha, encoge o recompone de acuerdo con criterios de lealtad personal.

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