www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
   
 
Un pueblo sin ley, una nación sin amparo
¿Qué jueces independientes cubanos van a declarar improcedentes los juicios contra los más de trescientos prisioneros políticos de la Isla?
por ORIOL PUERTAS, La Habana
 

¿Qué jueces de cuál Corte independiente cubana van a declarar improcedentes y van a anular los juicios contra los más de trescientos prisioneros políticos que sufren los horrores de las mazmorras de Fidel Castro?

R. G. Manzano
Disidente René Gómez Manzano: a las puertas de una condena bajo la Ley 88.

¿Quiénes van a considerar como prejuiciados y hostiles los ambientes en los cuales se desarrollan estos procesos, muchos de ellos con carácter sumario y condenas pre-establecidas?

¿Cuándo alguien dirá basta y establecerá el estricto cumplimiento de los derechos ciudadanos reconocidos internacionalmente, empezando por una moratoria menos intermitente de la pena de muerte, aplicada cada vez que al anciano Comandante le parezca necesaria?

Nadie puede saber hasta dónde llegará la hipocresía de las autoridades cubanas, ahora alentada por el martillo soberano de tres magistrados del Tribunal de Apelaciones del Undécimo Circuito Federal de Atlanta, que dictaminaron el "cambio del lugar del juicio" presentada por los cinco miembros de la red castrista detenidos en Miami en 1998.

Los voceros del caudillo pasean por ciudades del mundo democrático, en cada continente, su cacareada "verdad" en el caso de los cinco agentes de la Red Avispa, ocultando sus verdaderos tejemanejes tras su expresa voluntad de confrontación y las conexiones con el caso de Ana Belén Montes, la espía en el Pentágono.

De cara al futuro democrático en la Isla, son muchas las lecciones que los cubanos debemos sacar de la controvertida decisión anunciada en la capital de Georgia, segunda que se toma, en menos de cuatro años, en detrimento de la comunidad exiliada de Miami. La primera y más importante de ellas tiene que ver con la absoluta autonomía del poder legal en una sociedad plural y pluralista, cuyo gobierno observa las garantías de juicio y respeta el imperio de la ley.

Un mensaje claro

El reverso de este proceder, quizás como en ningún otro país del mundo, es el injusto orden de cosas imperante en Cuba. El primer pensamiento de los cubanos dignos al escuchar la noticia de esta muy discutible decisión, lo ocupan estos cientos de compatriotas encarcelados no en Estados Unidos ni en Abu Graib ni en la Base Militar de Guantánamo, sino aquí dentro, en las espantosas prisiones de la Isla.

Nombres, muchos nombres acuden a la mente como verdugones en la memoria de nuestra dignidad pisoteada. Comenzando por Pedro Luis Boitel, asesinado en plena juventud sin que sus verdugos hayan sido juzgados jamás, y terminando por René Gómez Manzano, a quien le espera seguramente uno de esos ejemplares procesos del leguleyismo castrista, tan vulgarmente montados, para endilgarle años como si fueran barrotes de una celda o granos de arroz de una magra pitanza. O el médico Oscar Elías Biscet, decidido a no ceder un milímetro en sus aspiraciones de alcanzar la libertad para todos los cubanos.

¿Alguien descalificará públicamente y tildará de extremistas y represores a los tribunales del régimen que han mandado, sin una sola prueba verificable, a estos hombres a la sombra de la tortura y el escarnio, al albedrío de la muerte y el silencio?

La Red Avispa: El proceso
Tribunal de EE UU revoca sentencias contra cinco espías cubanos y ordena un nuevo juicio
Disidentes opinan que la anulación de condenas a espías cubanos muestra cómo funciona un sistema judicial independiente
Grupos del exilio critican la decisión de revocar las sentencias a los cinco espías cubanos
Falsa alarma
MIGUEL FERNáNDEZ-DíAZ, Miami

En Estados Unidos la justicia es posible. Lo repiten ahora mismo hasta los periódicos cubanos. Una periodista, de las más connotadas defensoras del régimen, escribió que "no todo está podrido en el reino de Bush". El mensaje es claro. Así debemos entenderlo. Devolvieron a Elián, arrebatándoselo incluso a punta de fusil a sus familiares de Miami, y ahora puede que regresen los cinco camaradas.

Si ponen una fianza, se pagará lo impagable, pero volverán. Y si por algunas otras razones también los liberan temporalmente hasta nuevo juicio, después que el invicto Comandante los saque en lanchas desde el norte hacia la Isla —¿recuerdan el caso de Eugenio Martínez, el espía del Watergate?—, no habrá nada que los devuelva a Estados Unidos, como no hay nada que haga que devuelvan a los más de 70 prófugos de la justicia norteamericana que están viviendo en Cuba, según acaba de denunciar una instancia gubernamental estadounidense.

¿Pero qué sucede en Cuba, es posible la justicia aquí dentro? Cuba es hoy un pueblo sin leyes ni amparos que sufre los vejámenes de los úcases y las torpes mentiras de Fidel Castro, quien jamás ha prodigado beneficios a quienes habitan la tierra en ruinas de una nación cercada desde dentro.

Este pueblo sólo conoce limitaciones a su libre andar, prohibiciones a su crecimiento espiritual y material, obstáculos a su pensar. Sólo ha visto destrucción y retrocesos en casi cinco décadas de dictadura. Sólo ha recogido marginación y odio donde ayer floreció la edad de abrazar la esperanza.

De todo esto habrá que seguir hablando, muy cerca de los oídos de futuros jueces que encontrarán las fosas comunes de un rencor nada oculto que no fue denunciado ni condenado a tiempo.

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