www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 2/3
 
¿Quién mató a Nicanor?
Una polémica ítalo-mexicana revive las dudas sobre el asesinato de Julio Antonio Mella.
por ERNESTO HERNáNDEZ BUSTO, Barcelona
 

En el verano de 1928, Vidali visitó Moscú acompañado de Rafael Carrillo, secretario general del Partido Comunista Mexicano, para asistir al VI Congreso del Komitern. De allí ambos volvieron con órdenes precisas de poner en práctica una reorientación ideológica. Según la opinión de Marnham, "el problema inmediato para esta reorientación se llamaba Julio Antonio Mella". "Éste no sólo era un personaje carismático, joven, atractivo y enérgico, sino que además era una persona poco preocupada por los convencionalismos. Había propuesto organizar una invasión de Cuba para derrocar al gobernante reaccionario Gerardo Machado".

El Comité Central le ordenó que abandonara sus propósitos, pero en septiembre Mella, tozudo como sólo puede serlo un cubano-irlandés, viajó en secreto a Veracruz para iniciar los preparativos de la invasión. Al final abandonó el plan, pero cuando el Comité Central mexicano se enteró de lo que Mella había hecho, lo amenazó con la expulsión. Furioso, Mella presentó la dimisión, que después retiró. Entonces Vidali lo acusó de "trotskismo", grave sambenito en un momento en que Stalin se preparaba para expulsar a Trotski de la URSS por "preparar una lucha armada contra el poder soviético".

Es obvio que a Vidali Mella no le hacía ninguna gracia. Era un caso flagrante de desviacionismo trotskista y, para colmo, se acostaba con su querida Tina, que a su vez estaba comprometida con Xavier Guerrero. A diferencia de otros comentaristas que al hablar de Tina y Mella nos trasmiten el pálpito de la admiración incondicional (véase, por ejemplo, la aburrida novela Tinísima, de Elena Poniatowska, o la biografía Verdad y leyenda de Tina Modotti, donde la periodista alemana Christiane Barckhausen-Canale describe la relación en tono elegiaco ("Los unían dos vínculos poderosísimos: el amor y los ideales políticos… Consiguieron lo que pocas veces se logra con tanta perfección: la absoluta armonía entre la felicidad personal y el compromiso social"), Marnham no elude los entresijos políticos de esta relación a cinco bandas entre Tina, Mella, Vidali, Guerrero y Rivera: el Comité Central como vivero erótico.

Tina, a quien la policía mexicana acusó del crimen de Mella, había tenido la agilidad suficiente para evadir a tiempo los disparos nocturnos (a quemarropa, por cierto) y recoger las últimas palabras de su amante acusando a José Magriñat de estar implicado en su asesinato. Después fue deportada a Europa, pero en su mismo barco se coló, escapando a la inepta policía mexicana gracias a sus numerosas identidades falsas, el sombrío Vidali.

Esqueletos en el armario

Ahora, en la polémica entre José Steinsleger y Pino Cacucci, a la que se ha sumado con no pocos argumentos, el historiador Claudio Albertani, han vuelto a salir los viejos esqueletos estalinistas del armario. Muchos de los cuales, vaya coincidencia, tienen algo que ver con Vidali.

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