www.cubaencuentro.com Viernes, 28 de octubre de 2005

 
  Parte 1/4
 
¿Bloqueo o embargo?
Rigor lingüístico y responsabilidad política: Algunos gobernantes deberían aprender de nuevo la lengua de Cervantes.
por MANUEL PEREIRA, México D.F.
 

La recién finalizada Cumbre Iberoamericana de Salamanca devino discusión bizantina a causa de dos vocablos: "bloqueo" y "embargo". Todos a coro —como en la escolástica medieval— parecían preguntarse cuántos ángeles caben en la punta de un alfiler.

P. Roque
Los cancilleres Pérez Roque y Moratinos, durante la Cumbre de Salamanca.

Después de tanta dilucidación semántica, los reunidos decidieron matizar para redefinir el supuesto bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba. De resultas, ahora el bloqueo es "económico, comercial y financiero". Lo cual es un oxímoron de antología.

La palabra bloqueo es de índole militar. Según el Diccionario Oxford significa: "surrounding or blocking of a place by an enemy to prevent entry and exit". Definición que coincide con la del Diccionario de la Real Academia Española:"Realizar una operación militar o naval consistente en cortar las comunicaciones de una plaza, de un puerto, de un territorio o de un ejército".

Sobre la palabra "embargo", el Oxford nos dice: "order forbidding foreign ships to enter, or any ships to leave, a country's ports". O sea, prohibir la entrada y salida de barcos extranjeros de los puertos de un país.

A primera vista, "bloqueo" y "embargo" parecen sinónimos, pero la primera voz tiene una denotación mucho más militar que la segunda. Embargo suena más bien comercial. No obstante, en cualquiera de los dos casos, en rigor Cuba no padece ni un bloqueo ni un embargo. Todavía no se ha leído en ningún periódico que un barco panameño, soviético, chino o español haya sido hundido por algún destroyer americano frente a las costas de la Isla.

Lo que EE UU decretó fue un embargo comercial unilateral. Una medida lógica tomando en cuenta que en 1960 el gobierno cubano nacionalizó todas las propiedades norteamericanas en la Isla. Washington contestó con el embargo. O sea, que EE UU dejó de comerciar con la Isla. En enero de 1961, ambos países rompieron sus relaciones diplomáticas. En octubre de 1962, durante la Crisis de Octubre (o "de los Misiles"), Kennedy anunció una cuarentena naval para impedir que llegaran a la Isla más barcos soviéticos transportando armas nucleares.

Y a partir de entonces mi generación creció oyendo la palabra "bloqueo". A los trece años la oí por primera vez. Luego estaba hasta en la sopa: en las tribunas, en los periódicos, en la radio, en la televisión, en los carteles, en los noticieros cinematográficos, en las concentraciones populares, en las aulas, en las fábricas… en todas partes, a todas horas, se oía cacarear la palabra "bloqueo", sin que uno supiera a ciencia cierta de dónde había salido ese término ni qué significaba a derechas, porque —al menos yo— no veía ningún barco de guerra americano en el horizonte, y eso que siempre viví frente al malecón.

'Boicot', lo más exacto

Durante un breve espacio de tiempo, siempre en el año 1962, se oyó hablar de "boicot". Incluso Raúl Roa, ministro cubano de Exteriores, usó esa palabra en la ONU. Pero muy pronto fue sustituida en el discurso oficial por el vocablo "bloqueo".

El objetivo de todo boicoteo es presionar para lograr un cambio de actitud por parte del boicoteado. En los conflictos laborales al boicot se le llama huelga. El término surgió a finales del siglo XIX, cuando los arrendatarios irlandeses se negaron a pagar los impuestos abusivos que pretendía cobrar su terrateniente, el inglés Charles Boycott. Hay loables antecedentes, como cuando grupos democráticos de diversos países se negaron a comprar bienes producidos por la Alemania nazi. Otro boicoteo famoso fue el que se llevó a cabo a finales de la década de 1980, como presión para que Sudáfrica suprimiera el sistema del apartheid.

Para definir lo que ocurre entre EE UU y Cuba, la palabra "boicot" siempre me ha parecido más exacta que bloqueo. Es más precisa, incluso, que embargo.

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