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Encuentro en la red - Diario independiente de asuntos cubanos
Viernes, 28 de febrero de 2003
 
Sociedad
 
El valor de la diferencia
Cartas de los estudiantes camagüeyanos expulsados de la Universidad por firmar el Proyecto Varela.
 

El 23 de septiembre de 2002, tras suscribir el Proyecto Varela, fue expulsado del Instituto Superior Pedagógico José Martí, de la ciudad de Camagüey, el joven Roger Rubio Lima, estudiante de segundo año de la especialidad de Artes Plásticas. Seguidamente, el 13 de noviembre, otros dos estudiantes (Harold Cepero Escalante y Yoan Columbié Rodríguez) eran expulsados por la misma causa de la Universidad de Camagüey, y sometidos a un acto de repudio —especie de progrom cubano.

El 12 de noviembre de 2002, en previsión de más expulsiones, quince estudiantes de diferentes cursos y especialidades habían dirigido un documento de protesta a Fernando Albán Torres, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria de Camagüey. En el mismo podía leerse:

"Nosotros, los estudiantes relacionados en el anexo, miembros de la FEU, sugerimos a las brigadas (entiéndase grupos de estudio) que, antes de emitir cualquier juicio de forma precipitada, se someta el Proyecto Varela a un debate colectivo".

"De esta manera, todos y cada uno de los estudiantes y profesores tendrán los elementos necesarios para juzgar si el Proyecto Varela es una petición ciudadana justa, que persigue como fin el bien común, así como el desarrollo pleno de las libertades sociales de todos los cubanos a favor del progreso integro de la nación. O si de lo contrario constituye un documento cuya aprobación iría en detrimento del desarrollo democrático de los cubanos".

"Recordemos, además, que en reciente entrevista realizada por la periodista Bárbara Walters, de la cadena norteamericana ABC, el presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Comandante en Jefe Fidel Castro, interrogado al respecto, respondió: Sí, ese es su derecho".

El 13 de noviembre, Harold Cepero Escalante y Yoan Columbié Rodríguez, estudiantes de cuarto año de Medicina Veterinaria, eran agredidos en la propia Universidad y obligados a recoger sus pertenencias. Ambos, junto a Roger Rubio Lima, habían redactado unas cartas de protesta recogidas posteriormente por la Agencia Camagüeyana de Prensa El Mayor:

Carta de Roger Rubio Lima

(Después de mi expulsión del Instituto Superior Pedagógico José Martí de Camagüey, y con motivo de los rumores sobre la posible expulsión de Harold Cepero y Yoan Columbié de la Universidad de Camagüey).

Es un capricho y una gran pena que se empeñen en expulsar a Harold y a Yoan de la universidad por apoyar el Proyecto Varela, por defender un espacio que les pertenece en su patria y en la universidad, por defender algo que es considerado como un delito porque no responde a los intereses del Partido Comunista o la Revolución o Fidel Castro, que es la misma cosa.

Ninguna ideología, ningún partido, secta o grupo puede anular, destruir, marginar a las personas atentando contra su dignidad intrínseca. Expulsar jóvenes cubanos de la universidad por ejercer un derecho constitucional es pisotear la Constitución, es amordazar la libertad de esta nación.

El artículo 43 de la Constitución de la República de Cuba reconoce el derecho que todo ciudadano tiene a estudiar en Cuba sin distinción de raza, religión y sin ser objeto de ninguna otra condición lesiva a la dignidad humana.

Harold y Yoan son ciudadanos cubanos, no se les puede privar del derecho de estudiar en la universidad porque hoy el Proyecto Varela no es bien recibido por los que gobiernan la nación cubana. Es una muestra de impotencia y de venganza cometer este acto de barbarie. Haciendo exclusiones nuestra patria se divide, se empobrece. Cada persona es un tesoro, un legado para los demás, porque cada persona es diferente y esa diferencia enriquece a todos.

El Dr. Fernando Ortiz comparó la cubanía con un ajiaco que es una mezcla de muchos elementos diferentes y esa diferencia es la que le da su sabor peculiar.

Excluir a Harold y a Yoan por pensar distinto es restar a ese ajiaco un elemento importante. Es castrar la nación cubana privándola de la riqueza que son las personas de Harold y Yoan.

Cuando una persona es ultrajada, el resto también es ultrajado, y el que ultraja es dos veces más ultrajado. Más cuando no quiere y ultraja porque está obligado a hacerlo.

Carta de Yoan Columbié Rodríguez

Hoy me duele tener que dedicar tiempo para escribir estas líneas, no por el hecho de que lo malgaste, ni siquiera por pensar que ustedes no lo merezcan. Este dolor del que hoy me quejo es el mismo que se siente justo en el momento que te dan la noticia de la muerte de un ser querido, porque eso es precisamente lo que me sucede, aunque sea peor aún. No es que se me haya comunicado muerte alguna sino que mis propios ojos han visto morir (qué digo morir, ser asesinadas), decenas de conciencias, solamente porque no se pueden por estos tiempos dar el lujo de pensar por sí solas. Porque mis ojos se han humedecido en ocasiones por aquel dolor que refleja el que actúa en contra de su voluntad, porque he tenido que ver cómo se ocultan y cómo se inventan mil excusas aquellos que no desean ser vistos de nadie cuando lloran de impotencia. Porque he sufrido el dolor de sentir cómo se alejan aquellos que aún no deseándolo se ven forzados por motivos de presión.

Hasta aquí parece esta carta un tanto poética, ¿pero acaso hay que ser poeta para darse cuenta cómo pasan por nuestras aulas, por nuestras vidas, aquellos ilegítimos sembradores cargados con la semilla barata del odio?

¡Qué bueno es saber que aún quedan campos en los que la cizaña no crece, qué gratificante palpar que el corazón y la mente no se pueden minar cuando existe una gota de ideal en la vida, una gota de dignidad, autonomía y valor intrínseco!

Hoy podría escribirles unas cuantas hojas de papel y podría explicar aún más las cosas que han estado sucediendo, pero quiero ser conciso. No quiero siquiera aparentar que manipulo voluntades. Lo anteriormente dicho se resume o complementa con las siguientes ideas:

"Tengan siempre buena conciencia, y así podrán tener alegría, ya que la única alegría en este mundo la tenemos los hombres de corazón puro", Tomás de Xampis.

"Nunca usen la razón en contra de la verdad", E. Wiesel.

Llenen sus corazones de ese amor que por ser justo puede fructificar en cada ser que se les acerque.

Carta de Harold Cepero Escalante

Con todo el respeto y la sinceridad que ustedes merecen, creo que los argumentos sobran para nuestra defensa. Al parecer el motivo de este acto, o no sé cómo lo llaman, es nuestra mala actitud respecto a la política que hoy rige en nuestra patria. El otro, nuestra aprobación del Proyecto Varela.

Empezaré diciendo que dicho proyecto es un proyecto de ley firmado por más de once mil cubanos (electores) y recoge las necesidades fundamentales de nuestro pueblo. No sé por qué pretenden (ustedes que ahora tienen una situación privilegiada con respecto a nosotros y a los que piensan como nosotros) reprimir algo que no es motivo, ni tiene como origen el odio de las personas, sino la apertura, el respeto mutuo, el diálogo.

Ustedes desde su condición: estudiantes, profesores, PCC, UJC, etcétera, están violando la ley de la República. Están intentando pisotear nuestra dignidad, que merece, igual que la de ustedes, un reconocimiento y un estatus legal para desarrollarse a plenitud. Por eso me parece totalmente injusto lo que pretenden hacer. Esto es un atentado contra las leyes internacionales, la Constitución y más, contra nuestras personas.

El Proyecto Varela es totalmente legal y reconocido públicamente por Fidel Castro. Además, si lo apoyamos es porque lo creemos justo y me gustaría que ustedes lo consideraran. Las cosas que pedimos no excluyen a nadie, simplemente queremos un espacio (el que nos pertenece) en la vida social de Cuba.

Expulsarnos no es la solución ni para ustedes ni para nosotros, sería mejor preguntarse por qué hay jóvenes que llenan esta inquietud y se preocupan por el bienestar de la patria. Sería bueno que ustedes explicaran a los estudiantes y al pueblo qué es el Proyecto Varela, qué pide, y así dieran a todos el derecho de opinar y escoger.

Hoy nos echan de esta universidad por eso. Mañana puede ser a uno de ustedes por el solo hecho de ser diferente, por permitirse pensar.

Ustedes están queriendo perpetuar algo que no se sabe siquiera si es justo, y de este modo están negando el progreso de una sociedad que tiene ganas de algo nuevo, de algo que realmente garantice un lugar digno a cada cubano. Están presionando a personas o impidiendo que éstas expresen su verdadero sentir, están cultivando el miedo en la nación.

Con el pretexto de defender la libertad están atacándola. Martí lo diría así: "El puñal que se clava en nombre de la libertad se clava en el pecho de la libertad". Deben pensar si en el fondo de su actitud hay un verdadero respeto a la libertad, porque decir libertad, ser libre, es no arrebatar a otros la libertad. Por eso les pido que antes de expulsarnos se pregunten hasta cuándo pueden mantener en luto y silencio la realidad de Cuba, y les recuerdo que el daño que nos puedan hacer es daño que se hacen ustedes. Y más: es una amenaza directa a cada cubano.

Los que roban a otros sus derechos se roban a sí mismos. Los que quitan y aplastan la libertad son los verdaderos esclavos.

 
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