A la Madre Tekla Famiglietti poco le faltó para decir "Monseñor en Jefe, ordene" en su apasionado discurso de agradecimiento a Fidel Castro durante la inauguración, en La Habana, del Convento del Santísimo Salvador de Santa

La abadesa Tekla Famiglietti.

Brígida. "Me es importante subrayar —dijo— que sin la ayuda y la generosidad del Comandante Fidel Castro hoy no estaríamos aquí para inaugurar esta Casa nuestra (...) por lo tanto, tengo numerosos y fundados motivos para expresar mi más afectuoso y cordial agradecimiento al Presidente y para mí querido Hermano, Don Fidel Castro, y a sus Colaboradores por su generosidad y por esta profunda clarividencia...".

En su discurso de apenas 20 minutos, la abadesa mencionó el nombre del gobernante en diez ocasiones, lo que luego se convertiría en un cruce mutuo de elogios y autocomplacencias que terminó en noche de condecoraciones. La religiosa entregó a Castro la Orden Cruz de Comendador de Santa Brígida, "en reconocimiento a su labor en favor de los altos ideales del diálogo y la paz". El gobernante cubano otorgaba a la devota la orden Félix Varela de Primer Grado, "por su afecto y cariño al pueblo de Cuba y a sus principales dirigentes".

La abadesa convirtió a Fidel Castro, de la noche a la mañana, en el "benefactor" de la iglesia católica cubana. No menos hizo el Cardenal de Guadalajara, Juan Sandoval Iñiguez, al "agradecer" al gobernante haber "propiciado esta gran celebración". Sin embargo, el prelado mexicano se abstuvo de calificar ante la prensa extranjera la Carta Pastoral No hay patria sin virtud, de su colega Jaime Ortega y Alamino: "Ni la comparto ni la combato. Es un asunto propio de Cuba. Si en otros rubros falta la apertura, que se pida de la mejor manera posible". ¿En cuáles rubros cree el purpurado de Guadalajara que hay apertura?.

La mejor respuesta a ambos personajes la ofreció Oswaldo Payá Sardiñas, que estuvo entre los asistentes a la misa celebrada en la Catedral de La Habana, horas antes de la inauguración. Para el disidente cubano, "no es una apertura, es un evento (...) pues seguimos reclamando la libertad para la Iglesia y los derechos de todos los cubanos y de todos los creyentes, que todavía el Gobierno no respeta, y con este gesto no se suple lo que nosotros estamos reclamando".

Otra interesante respuesta puede encontrarse en las palabras del cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, durante la misa, al expresar que "el Papa espera, y así no los ha hecho saber, que la apertura de esta casa sea un signo de esperanza para religiosas de distintas congregaciones, que esperan desde hace años la autorización del Gobierno cubano para venir a realizar su misión en Cuba".

La pregunta del millón es dónde estaba el presidente del Episcopado cubano en el momento de la inauguración. Obviamente, la prensa nacional no hizo mención de su presencia, pero tampoco la extranjera indicó su nombre en los reportes de agencias. Las cámaras de la televisión oficialista, cuyas imágenes se vieron en directo por Internet, tampoco descubrieron a Ortega entre los asistentes.