www.cubaencuentro.com Jueves, 20 de marzo de 2003

 
   
 
Romper el silencio
El problema racial y su creciente influencia en la realidad nacional.
por TANIA QUINTERO, La Habana
 

Hace más de cuatro décadas, una serie de problemas fueron clasificados como tabú en Cuba: el racionamiento alimentario, próximo a cumplir 41 años; el alto índice de abortos, divorcios y suicidios; la vida familiar de los dirigentes, etcétera.
Jovenes
Malecón habanero.
Han estado engavetados o mantenidos en secreto, pero ya su volumen es alarmante: se extienden la prostitución, el alcoholismo, la drogadicción, la malnutrición (que ha incidido directamente en el crecimiento de niños y adolescentes), el retraso y las anomalías congénitas relacionadas con causas que van desde los incorrectos hábitos nutricionales hasta las pésimas condiciones ambientales. El tópico negro también ha integrado esta serie de tabúes.

El tema es vasto y polémico, como el filme Si me comprendieras, de Rolando Díaz, limitadamente exhibido en La Habana en diciembre de 1998, durante el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano.

Varias historias de mujeres negras y mulatas llevó Díaz al celuloide: las de Flor, actriz; Doris, enfermera; Ivette, ingeniera; Alicia, bailarina; Belkis, empresaria; Anaís, desempleada; Joanni, modelo. Pese a que fue exhibida una sola vez —a sala llena— la cinta obtuvo mención del jurado del XX Festival. Fuera de Cuba es donde más se conoce, y si de alguna manera ha gozado de "difusión" dentro de la Isla ha sido gracias a copias piratas. "Rolando ha logrado una película original sobre La Habana actual, el período especial y la problemática racial desde la experiencia dura y angustiosa de la mujer negra en la Cuba castrista", escribió Enrique Patterson en El Nuevo Herald (1 de marzo de 1999).

Más reciente es el artículo Si me comprendieras, de Lázara Castellanos, aparecido en la revista diocesana Espacios (número 4 de 2002). En él la autora pone el dedo en la llaga:

"En los últimos años hemos visto crecer una preocupación en el orden social: hombres y mujeres negros están repensando su lugar en la Cuba de hoy y se muestran inconformes. (...) ¿Quién cuenta la historia y cómo lo hace? A pesar de los avances innegables, aún se proyecta la idea de que no se ha barrido del todo una estructura de prejuicios raciales que (...) repercute sobre lo que hoy es una mayoría étnica en nuestro país, pues la emigración de las últimas décadas afectó la composición racial".

En La raza y los silencios de la cubanidad (número 20 de Encuentro de la Cultura Cubana), el profesor Alejandro de la Fuente, de la Universidad de Pittsburg, Pennsylvania, plantea: "El discurso de Fidel Castro del 22 de marzo de 1959 fue crucial porque, al condenar el racismo, el líder de la revolución puso su enorme prestigio personal al servicio de los que luchaban contra la discriminación en Cuba. Más aún, el primer ministro llamó a un debate nacional sobre este asunto e invitó a periodistas, escritores e intelectuales a analizar las causas del racismo y sus remedios".

Más adelante, De la Fuente aclara: "El hecho concreto es que a partir de 1962, aproximadamente, el tema racial básicamente desapareció del debate público insular. Las autoridades, cuando hablaban de discriminación, lo hacían en tiempo pasado". Como tan acertadamente expusiera el profesor de Historia Latinoamericana y del Caribe: "Un problema resuelto no es un problema (...) En consecuencia, las autoridades impusieron el silencio oficial sobre el asunto, convirtiéndolo en tabú".

El 7 de febrero último, en un discurso leído durante la clausura del Congreso de Pedagogía 2003, Castro volvió a hablar públicamente del tema racial. Dijo: "La Revolución, más allá de los derechos y garantías alcanzados para todos los ciudadanos de cualquier etnia y origen, no ha logrado el mismo éxito en la lucha por erradicar las diferencias en el status social y económico de la población negra del país, aun cuando en numerosas áreas de gran trascendencia, entre ellas la educación y la salud, desempeña un importante papel".

Castro no lo propuso esta vez, pero sería saludable que, de entre los muchos y profundos debates urgentes en la sociedad cubana contemporánea, se comience por éste. No hay que esperar los demorados resultados del Censo Nacional de Población y Viviendas —efectuado del 7 al 16 de septiembre de 2002—, a simple vista se aprecia: los cubanos negros y mestizos somos mayoría. No volvamos a quedarnos callados.

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