www.cubaencuentro.com Martes, 29 de abril de 2003

 
   
 
Situación de Ávila
Horas antes de ser encarcelado, el autor de 'Herejías elegidas' hacía llegar esta crónica a nuestra redacción.
por RAúL RIVERO, La Habana
 

A sus 66 años, con buena salud y un retiro de 78 pesos cubanos, puede decirse que Ávila está cómodo. Alto, fuerte todavía y elástico, tiene por allá adentro una pequeña hernia que no piensa tocar por el momento.

Paisaje cubano
Paisaje cubano (Victor Manuel).

Déjala ahí, no vaya a ser que los médicos la cuqueen y se me vire, comenta en el balcón de su apartamento de microbrigada, a donde llega Elsa con un café que es tinta y es el último, por el momento.

Hay que volver al chícharo molido, con tanto policía en la calle pidiendo carnés y abriendo jabas no hay quien baje con café de las lomas, dice Ávila y pregunta enseguida: ¿Tú sabes cómo se llama la operación policial que viene ahora?

No, no sabemos. Me faltabas tú, responde él mismo, porque ahora van a investigar a los que se quedaron fuera de la primera, que empezó con la droga y está ya a la altura de los gallos finos.

Ávila fue montero en los años cincuenta. En buenos caballos recorrió la zona y arreó ganado de la isla de Turiguanó, tuvo novias en Cunagua y La Rosa, en El Desengaño y La Venturilla, y al fin se casó con la última porque era buena, bonita y romántica, y se sabía más de treinta corridos mexicanos.

Como no tienen hijos, opina Ávila, están cómodos. Ella es ama de casa y cose algo para los vecinos. Él refuerza el retiro con un contrato que tiene con un guajiro dueño de una finquita a la salida, después del cementerio.

Me da diez pesos cada vez que voy y me pego ocho horas en lo que venga. Si hay unas naranjas, me da un saco. En tiempos de mango, los que sean, y ahora, cuando lleguen los frijoles, me regala unas libras al seguro.

Hace un tiempo me dio un poco de arroz, un racimo de plátanos, boniatos y allá, frente al cocal que parte en dos la finca, me dijo: de aquí te llevas lo que quieras.

Elsa estuvo dos meses vendiendo dulce de coco y levantamos bastante la marea. Si esto se tranquiliza es mejor. Pero ahora mismo, si te preguntan cuál es la situación de Ávila, tú me le dices, sencillamente, que Ávila está cómodo.

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