www.cubaencuentro.com Martes, 07 de octubre de 2003

 
  Parte 1/2
 
El Castro que llevamos dentro
Negros, homosexuales, gusanos… Conceptos lapidarios de la intolerancia cubana.
por JOAQUíN ORDOQUI GARCíA, Madrid
 

Cuando se analizan las causas de la dilatada pervivencia del régimen castrista, suele acudirse a un catálogo de razones, que pueden variar según el punto de vista de quienes las esgrimen, pero en el que pocas veces se incluye una que parece fundamental: la displicente intolerancia de nuestra idiosincrasia nacional, que ha encontrado muchas veces un eco deleitable en el fundamentalismo del dictador.

La Habana
Cuba: veladas segregaciones.

Una frase pronunciada por el teatrista René Ariza en el documental Conducta impropia, de Néstor Almendros, sintetiza en gran medida esa característica, responsable de nuestra insolvencia política: "el problema no es Castro, sino el Castro que todos llevamos dentro". Se refería, específicamente, a la represión a los homosexuales que se ha practicado en Cuba de forma oficial, casi desde el triunfo mismo de la revolución. En nuestra idiosincrasia, como en la de todo pueblo, hay zonas tenebrosas que terminan por convertirse en boomerang para quienes las ejercen. Como en el famoso poema de Brecht, una vez completadas todas las exclusiones, nos quedamos solos, no hay espacio para la solidaridad con lo otro.

Otra frase, de comercio habitual entre nosotros, amplía la muestra de esa intolerancia: "¡Negro y maricón!". No se trata de una actitud individual, sino un componente estructural de nuestra cultura, que sale a flote en los momentos más inesperados y cuya enunciación ni siquiera excluye a negros y maricones.

La mujer es otra víctima de esas segregaciones veladas, de ese desprecio generalizado e inconsciente. "El mejor invento del español es la mulata", suele decirse, rebajando al sexo femenino —especialmente si es mestizo— a la condición de objeto sexual. Frases similares nos asaltan constantemente, por no mencionar el enorme repertorio de chistes que abundan sobre estos temas.

Durante la guerra de Irak, una persona de izquierdas, al referirse a la Secretaria de Seguridad de EE UU, Condoleezza Rice, se preguntó: "¿Cómo se puede ser negra y tan de derechas?". La interrogante tiene múltiples connotaciones. En primer lugar, asume que el color de la piel implica un comportamiento o una filosofía política; en segundo, que una persona mestiza de negro y blanco es, automáticamente, negra; en tercero, sugiere que el hecho de ser mujer agrava la culpa. Se parece mucho a lo de "negro y maricón".

El momento más álgido de la represión antihomosexual en Cuba se produjo a raíz del Primer Congreso de Educación y Cultura, cuando el gobierno "revolucionario" exaltó públicamente la homofobia, prohibiendo el acceso a ciertos trabajos a determinados grupos de personas por sus preferencias sexuales. Lo lamentable es que cuando aquello ocurrió, la mayoría de la población aplaudió el horror con risas irresponsables. Una de las barbaridades que cometemos a menudo es intentar denigrar a ciertos dirigentes cubanos por su supuesta homosexualidad, sea ésta real o imaginaria, como si de una culpa adicional se tratara.

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