www.cubaencuentro.com Jueves, 13 de noviembre de 2003

 
  Parte 1/3
 
El último santuario
¿Mito, paradigma o producto comercial? El régimen cubano intenta sostener los 'valores revolucionarios' del Che Guevara desde la más pragmática mercadotecnia ideológica.
por JOSé R. MORENO CRUZ, Santa Clara
 

Santa Clara ha sido cuna de personalidades ilustres de la cultura, la historia y la política de Cuba, entre ellas, una de sus hijas más excelsas: doña Martha Abreu de Estévez, encarnación sublime de la ciudad y el patriotismo, que extendió su vida entre l845 y l909. Doce años después de su muerte, el pueblo santaclareño develó una estatua en su memoria, allí en la antigua Plaza —convertida en Parque Vidal bajo la égida de sus dineros.

Monumento a E. Guevara
Monumento de Santa Clara, ¿devocionario o diplotienda?

Para su pueblo, la señora Abreu de Estévez donó de todo, construyó colegios, teatros, obeliscos, puentes, hospitales, el cuartel de bomberos, la planta eléctrica, lavaderos, asilos de ancianos y conventos, entre otras acciones constructivas. Destaca por su belleza arquitectónica —de estilo ecléctico— el teatro La Caridad, inaugurado el 8 de septiembre de l885.

Con el paso de los años, miles de santaclareños habían participado en las distintas gestas emancipadoras, pero no fue hasta finales de l958 en que la historia les tocó a las puertas, masivamente. Desde antes, cientos de sus hijos participaban en las luchas clandestinas y en las zonas montañosas con el objetivo de derrocar el régimen de Fulgencio Batista. El 28 de diciembre de ese año, la columna 8 Ciro Redondo, comandada por el Che, establece la comandancia en la Universidad Central de Las Villas, donde se ultiman los detalles para atacar y tomar la ciudad.

La resistencia duró varias horas. Aún edificios como el del hotel Santa Clara Libre, conservan las huellas del combate, como gesto identificativo para que perdure en la memoria. Pero la intrepidez militar de Guevara se había coronado en el preámbulo del combate, cuando descarrilan y rinden el tren blindado. Sin embargo, la historia popular da fe de cierto contubernio con las autoridades militares para "vender" a los rebeldes esa mole de hierro.

Ahora, allí en las proximidades del entonces Hospital Materno, quedan las huellas del bautismo de fuego santaclareño. Para eternizar la proeza se ha reconstruido la escena con los coches, el buldózer y un obelisco, que con cuidado exquisito, conforman un paisaje deslumbrante al viajero.

La toma de Santa Clara colapsó la dictadura, tras la huída de Batista hacia República Dominicana el 31 de diciembre de l958. La victoria era un hecho. Pero, quizás por primera vez, el Che tiene que tragar en seco ante la orden del comandante de avanzar hacia La Cabaña, mientras Camilo sería el encargado de tomar Columbia, ambos sitios en la capital del país. El alto jefe no le perdonó jamás la firma sin su previa consulta del "Pacto del Pedrero", con el resto de las organizaciones de la región central.

Después del triunfo, Ernesto Guevara regresa a Santa Clara varias veces. Aquí conoce a Aleida March, madre de sus hijos. Y como los enfoques guevaristas sobre economía desestiman a la agricultura como fuente de desarrollo, se da a la tarea de impulsar la construcción e inauguración, en Santa Clara, de varias fábricas importantes para la economía del país, entre ellas, la Empresa de Construcciones Mecánicas Fabric Aguilar Noriega y la INPUD Primero de Mayo. Así se consolida, poco a poco, el mito del argentino en el centro del país.

Ocupó altas responsabilidades gubernamentales, cargos a los que abdicó por su concepción quijotesca y mesiánica. Pero lo que no pudo predecir jamás, es que fuese traicionado más tarde por los propios revolucionarios que adoraba y a los que rendía pleitesía. Parte para el continente negro, y en el Congo sufre una derrota militar escandalosa, al extremo de verse obligado a huir con toda la tropa a través del lago Tanganica, ayudado por la seguridad cubana.

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