www.cubaencuentro.com Martes, 24 de febrero de 2004

 
  Parte 4/4
 
¿Adónde vuelan las cigüeñas?
Suicidios, abortos, pésima calidad de vida y parasitismo crónico. La manipulación de los indicadores de salud en Cuba.
por MIGUEL A. GARCíA PUñALES, Madrid
 
Tabla 1
Tabla 2
Tabla 3

Tampoco progresaría ningún análisis que intentara establecer vínculos —positivos o no— entre el incremento de los casos de cáncer de próstata y el uso indiscriminado de la bicicleta por la población masculina cubana en los primeros años del llamado "Período Especial". Aunque sí promocionaron por los medios de difusión masiva las supuestas "bondades" del "masaje prostático" que aportaría el sillín del biciclo, cuando de golpe y porrazo sustituyeron el ya deficiente transporte urbano por el asiático medio.

Tampoco pueden hacerse estudios sobre indicadores de suicidio o lesiones autoinfligidas, sin autorización y control expreso de los censores sanitarios, que mantienen estos y otros resultados del estado de salud de la población como "información clasificada" para evitar su manipulación por el "enemigo imperialista".

Los siguientes gráficos, tomados directamente de la web de la Organización Mundial de la Salud, demuestran el comportamiento de este flagelo: (Tablas 1, 2 y 3)

Un país donde los hábitos tóxicos alcanzan niveles alarmantes y donde el consumo de drogas por la parte más joven de la población era un secreto a voces, negado oficialmente por el Estado a pesar de las evidencias, no es precisamente un ejemplo de progreso en calidad de vida; sobre todo si a ello se sumaran indicadores como la dieta, la salud mental y reproductiva, los índices de divorcio, suicidios y muertes violentas. Para qué referirnos a otros indicadores como contaminación ambiental, el hábitat doméstico, etc.

Con el mito de la salud pública cubana, sustentado en una mezcla ecléctica de indicadores reales y amañados y en la formación incompleta de miles de galenos en los últimos 15 años, pasará —a la larga— como pasó con la visión que la izquierda mundial tuvo de la Isla: el desvanecimiento. De ello se están encargando los propios profesionales de la salud que el gobierno exporta.

Las carencias en actualización farmacológica, así como serios problemas de aspectos vinculados a la ética y la deontología médica, son más que suficientes para ir abriendo los ojos al mundo, sólo que lentamente, pues el común de los medios donde suelen ejercer sigue estando por debajo de los propios patrones cubanos.

No es lo mismo tomar una decisión clínica en un país africano, donde es fácil encubrir la yatrogenia (daño al paciente) con el error médico y donde el sistema legal imperante impide en realidad la reclamación, que en un país de otro entorno; digamos, por ejemplo, Venezuela.

La realidad es muy terca y se resiste a ocultarse, al menos durante todo el tiempo.

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