www.cubaencuentro.com Martes, 30 de marzo de 2004

 
  Parte 1/4
 
Cuba, la izquierda y la Comisión de Derechos Humanos (II)
Soberanía y multilateralismo. Si las críticas al gobierno cubano en Ginebra obedecen a 'patrañas imperialistas', ¿no debería La Habana aceptar inspecciones de organizaciones internacionales como la Cruz Roja?
por JUAN ANTONIO BLANCO, Ottawa
 

Nos guste o no, no poco de lo que dice EE UU en la Comisión de Derechos Humanos de Ginebra (CDH) sobre las violaciones masivas y sistemáticas del régimen cubano a los derechos políticos y civiles —y también a algunos económicos, sociales y culturales, pese a los publicitados sistemas universales de educación y salud— es tristemente cierto. Del mismo modo que lo que decían de Stalin, antes y después de la II Guerra Mundial (y sin embargo callaron temporalmente cuando fueron sus aliados contra Hitler), era cierto.

Felipe P. Roque
Canciller Pérez Roque.

El hecho de que algunas de esas lamentables verdades sean utilizadas por ciertos políticos estadounidenses en beneficio de su propia agenda, no es demasiado diferente a lo que ha practicado Cuba en esa misma Comisión. No es casual que ambos países hayan rechazado adherirse a la Corte Criminal Internacional, al Tratado de Prohibición de Minas Terrestres, al Protocolo del Pacto Internacional contra la Tortura y a otros acuerdos internacionales.

La izquierda debería tener siempre presente que "el enemigo de mi enemigo no es siempre mi amigo" y que quien miente a menudo no es por ello incapaz de decir verdades ocasionales, aunque lo haga con la perspectiva de asegurarse un beneficio propio.

Los que creen que no es cierto que ocurren violaciones a los derechos humanos en Cuba y han apoyado al gobierno de ese país ante la opinión pública frente a esas acusaciones, tienen el derecho —y el deber— de exigir de las autoridades cubanas la mayor transparencia.

Sin embargo, vale la pena alertar que ya eso fue intentado inútilmente, en la década de los noventa, por un grupo de socialistas y comunistas cubanos que creíamos que se trataba de errores aislados, susceptibles de ser corregidos —"de los que se aprovechaba la propaganda enemiga"—, en lugar de constituir parte de una política deliberada de las más altas instancias del poder, como descubrimos para nuestra vergüenza más tarde.

Si todo lo que se dice sobre Cuba obedece a "patrañas del imperialismo", no se debería temer abrir puertas y ventanas a organismos como la Cruz Roja Internacional. Esos honestos simpatizantes del régimen cubano no debieran aceptar las histriónicas posturas que a veces adopta, cuando aduce que esa mínima sugerencia refleja desconfianza e insulta su dignidad.

Eso mismo dijo la alta dirigencia cubana a sus propios funcionarios y amigos cuando —desde mucho antes del escándalo sobre el narcotráfico en 1989— le fue aconsejado que investigase las recurrentes evidencias sobre la conexión cubana con el tráfico de drogas en el Caribe. Al final resultó cierto lo que decía "el enemigo imperialista" sobre la existencia del vínculo cubano con el narcotráfico. La realidad es siempre compleja. Las izquierdas no deberían incurrir en el error de pensarla de manera lineal y simple como ya sucedió en el pasado.

Los planes de influencia política

Tampoco resultan muy diferentes —aunque puedan motivar el rechazo de muchos sectores de izquierda— las actividades políticas de relacionamiento con la oposición (distribución de libros, invitación a recepciones diplomáticas, talleres de discusión y otras) que realiza el jefe de la Sección de Intereses de EE UU en La Habana de las que practican muchas embajadas de Cuba. ¿No es acaso un deliberado, constante y bien planificado "contubernio con la oposición" la elaboración, financiamiento e implementación de los llamados "planes de influencia política por países" que desde hace más de dos décadas actualiza anualmente el Comité Central del Partido con vista al debate en Ginebra?

Reunirse con la oposición —especialmente en aquellos países donde consideran que su gobierno toma iniciativas "hostiles" hacia el de Cuba—, promover los intereses de la agenda nacional cubana con sectores clave de la opinión pública, identificar opositores al gobierno nacional y cortejarlos; repartirles propaganda, facilitarles becas, viajes, chequeos médicos a personalidades influyentes y a sus familiares y amigos, ha sido una vieja práctica del Partido y el gobierno de Cuba, mientras sus menguantes recursos nacionales lo han permitido.

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3. A diferencia de los...
4. Desde los horrores...
   
 
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