www.cubaencuentro.com Martes, 18 de mayo de 2004

 
  Parte 1/4
 
Medidas de Estados Unidos y Cuba: Razones y sin razones
por MAURICIO DE MIRANDA PARRONDO, Madrid
 

El pasado 10 de mayo, el gobierno cubano publicó una Nota Oficial en la que se destacan 15 puntos, aparentemente como respuesta al endurecimiento del embargo económico adoptado por Estados Unidos a raíz de la publicación, el 6 de mayo, del Informe de la titulada Comisión para la Asistencia a una Cuba Libre, cuyas medidas principales fueron adelantadas por el presidente norteamericano George W. Bush en un intento por contentar a su electorado de la derecha cubanoamericana.

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Cierre de tiendas: ¿Qué causa real se esconde tras esa medida?

Las medidas norteamericanas se pueden resumir en la reducción de la frecuencia de viajes de exilados cubanos a la Isla de uno por año a uno por cada tres años; la limitación de estos viajes a quienes tienen familiares muy cercanos en la Isla; la reducción de la cantidad de dinero diario que pueden gastar estos visitantes en Cuba de 164 a 50 USD; el anuncio del establecimiento de nuevos fondos para el supuesto apoyo a la oposición interna cubana; el establecimiento de mecanismos para  "fomentar el desarrollo de la sociedad civil"; nuevos fondos para el apoyo a trasmisiones radiales y televisivas hacia la Isla, incluyendo el apoyo con medios de sus fuerzas armadas; así como la limitación al envío de remesas familiares a los primeros grados de consanguinidad, además del establecimiento de nuevas trabas al intercambio cultural y científico entre los dos países. Una verdadera joya del sin sentido en la política exterior de la primera potencia del mundo hacia Cuba. Como si no fueran suficientes 44 años de ineficacia evidente del embargo como medida de presión contra el gobierno cubano.

El régimen, por su parte, se hallaba enfrascado en un nuevo capítulo de sus cada vez más complicadas relaciones con los gobiernos de países latinoamericanos, a raíz de las decisiones de México y Perú de retirar a sus embajadores de la Isla, y en el caso del primero, expulsar al representante cubano en su país. Todo esto motivado, entre otras cosas, por las duras declaraciones que el presidente Fidel Castro realizó contra ambos gobiernos el 1 de mayo. Pero a raíz de las decisiones de EE UU se dejó de lado el diferendo para enfrentar al "enemigo principal".

La respuesta del gobierno cubano, como casi siempre que ocurre algo así, ha sido estruendosamente sobredimensionada, incluyendo el anuncio de una serie de medidas, unido a un grupo de objetivos y la consabida convocatoria política a la "Marcha del Pueblo Combatiente". Todo ello en el contexto de que una vez más la Comisión de Derechos Humanos de la ONU recomienda al régimen, sin respuesta positiva de éste, la aceptación de un relator sobre el tema en la Isla.

Bush-Castro: Medidas y contramedidas
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Las medidas norteamericanas y su impacto real en Cuba

Casi ningún observador serio discute que la verdadera razón para el anuncio de un nuevo endurecimiento de la política de presiones de Estados Unidos hacia Cuba, en estos momentos, responde más a motivos electorales que a un replanteamiento de la política exterior respecto a Cuba. Ya no es noticia que la política hacia Cuba es principalmente un problema de política interna del país, especialmente en lo que concierne al estado de la Florida.

En este año electoral, George W. Bush necesita imperiosamente el respaldo de este estado en el que la comunidad cubanoamericana posee considerable influencia electoral. A ello debe sumarse el hecho de que la imagen que el presidente trata de vender como adalid de la libertad y los derechos humanos está profundamente deteriorada ante el brutal espectáculo que ofrece la divulgación de las fotos que demuestran las vejaciones a las que han sido objeto los prisioneros de guerra iraquíes, en profunda violación de las obligaciones que impuso la Convención de Ginebra de 1949 sobre tratamiento a prisioneros de guerra, a los cuales, por demás, no se les ha reconocido dicha condición por las autoridades del país ocupante.

Esto es sólo la punta del iceberg que representa el virtual empantanamiento de las tropas norteamericanas en un país que se siente sometido por potencias ocupantes y que en contra de ello se ha manifestado a través de actos sangrientos y bárbaros. Todo lo anterior ha servido de caldo de cultivo para el protagonismo de las expresiones más radicales y violentas del terrorismo islámico, junto a las justas expresiones de defensa de la soberanía nacional por parte del pueblo iraquí. Y en consecuencia, tanto sunníes como chiíes se enfrentan hoy a dicha ocupación superando sus viejas diferencias anteriores.

Por estas razones, Bush necesita capitalizar el apoyo de la poderosa comunidad cubanoamericana de la Florida, que ya no es tan homogénea en el voto pro-republicano como lo fue en otros tiempos, toda vez que la composición misma del exilio ha variado sustancialmente.

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