El tema de por qué la bifurcación monetaria constituye un freno para una total recuperación económica, ha sido ya objeto de análisis. Conviene ahora preguntarse: ¿qué tipo de patrón monetario deberá adoptarse en Cuba, una vez superado el castrismo y durante el inevitable período de transición hacia una economía de mercado y un régimen de libertades democráticas?

El euro en Cuba. Hoy, circulación limitada, ¿y mañana qué?

La historia de la circulación del dólar en Cuba se remonta a las dos últimas décadas del siglo XIX, cuando, junto con los centenes españoles y los luises franceses, circulaba también el llamado silver dólar norteamericano, lo cual era un reflejo de la preponderancia económica que Estados Unidos comenzaba a ejercer sobre la Isla. Tras la intervención militar de 1898, el dólar fue proclamado como moneda oficial. Tal situación continuó hasta 1914, en que durante el gobierno de Mario García Menocal se consiguió acuñar la primera moneda cubana, de un contenido en oro igual al dólar.

Una moneda tan cara fue inmediatamente objeto de atesoramiento, ausentándose de la circulación casi por completo. De tal suerte, otras especies monetarias cubanas y norteamericanas, así como los billetes de menor valor, controlaron el tráfico monetario en el país hasta 1934, en que el nuevo gobierno cubano comenzó a emitir moneda en papel, aunque no por ello el dólar desapareció. Con el tiempo, el peso alcanzó el predominio, pero debido a los estrechos vínculos de la economía insular con el gigante norteño, el dólar continuó gozando de una fuerte presencia en Cuba.

El peso: De la paridad al desastre

La fortaleza del peso cubano se hizo manifiesta en la etapa de postguerra en que logró alcanzar la paridad con el billete verde, lo cual era una evidencia de la solidez de las reservas con que contaba el país en aquella época. Tal situación se mantuvo con pocas variaciones hasta 1958.

A partir de las radicales transformaciones que tuvieron lugar desde 1960, el dólar cesó de circular y, aunque el peso asumió en exclusiva tal prerrogativa, el mismo se desvalorizó aceleradamente, perdiendo hasta hoy su condición de signo de valor negociable en los mercados monetarios internacionales. El nuevo poder estableció una tasa de cambio ficticia, la cual impuso la paridad con el dólar, mientras que los cubanos que fueran sorprendidos con él iban a parar a prisión.

Tal situación cambió radicalmente a partir de agosto de 1993 en que, como resultado del serio agravamiento de la situación económica, la alta dirigencia decidió despenalizar la tenencia de "la moneda del enemigo" en poder de la población y procedió a legalizar la transferencia abierta de remesas enviadas por sus familiares en el extranjero. Todo ello dirigido a reactivar la economía y capturar la mayor cantidad de divisas con las cuales detener la caída libre del producto interior bruto y abortar así un presunto estallido social.

Hoy en Cuba circulan tres tipos de monedas: el peso, el peso convertible y el dólar de Estados Unidos. Además, existen dos tasas para el canje de estas especies: una oficial, que de manera ficticia mantiene la paridad, y otra extraoficial, que fluctúa entre 25 y 27 pesos por un dólar. Admitiendo que tal régimen monetario no responde a una racionalidad económica —pues se ha impuesto por decreto—, y que el mismo impide la superación de la grave crisis actual —razones por las que debe ser abolido—, ¿cuáles son las ventajas y los inconvenientes que implicaría la adopción de uno u otro patrón monetario, una vez superada la dictadura y enfrentados a la compleja transición económica?