www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 1/2
 
Estudios de tomo y lomo
¿Pueden burócratas sin entrenamiento agregar interés al socorrido tema de 'la anexión de Cuba a Estados Unidos'?
por MIGUEL CABRERA PEñA, Santiago de Chile
 

Para revivir el cadáver de la anexión de Cuba a Estados Unidos sobran las plumas dispuestas. Si comprar papel para los cuadernos escolares es un problema en la Isla, siempre se encuentra el dinero para publicar libros que resuciten las intenciones anexionistas de Washington sobre La Habana, las cuales se llevarán a cabo, según los autores, en la primera oportunidad y mediante una agresión colosal.

J. Lezcano
Jorge Lezcano: ¿Funcionario devenido historiador?

No interesa, no evalúan los editores cubanos la especialización de los escritores. Un buen nombre puede ser el de un burócrata conocido, que conserve vías de acceso al poder, lo cual revertirá en beneficios —no tienen que ser obligatoriamente financieros— para los jefes de la editorial. Es un juego con muchos años donde los derechos de autor, en primer lugar por su precariedad, carecen de importancia.

Si se respeta la historia, las ambiciones anexionistas acabaron en 1898, pero en removerlas, en inyectarle vida artificial, ciertos funcionarios se anotan puntos ante la mirada atenta de la más alta jerarquía, que aplaude la hazaña en público. ¿Pueden estos burócratas sin entrenamiento en semejantes investigaciones, gente que lleva décadas de fatiga y aletargamiento detrás de un buró en el Partido, en el gobierno, en la Asamblea del Poder Popular, agregarle interés a los clásicos del tema? Difícilmente. Pero ahí están sus promocionados estudios, de tomo y lomo.

Después de 45 años de lo mismo, no se sabe si lo importante es el contenido del documento, lo académico, o la parafernalia que crece a su alrededor, pretexto de actividad político-ideológica. Amén del libro en la calle y la propaganda consecuente, se descubre como un acto de concordia entre involucrados, pase de lista a quienes continúan en una misma huerta, acto parecido a una reidentificación de cofradía, para decirlo en términos de pensamiento moderno.

El gran día es el día del lanzamiento. Entonces se reunirá un grupo de historiadores —previamente citados por su núcleo del Partido— y figuras de nombre nacional en el campo de las letras. Se sucederán dedicatorias, abrazos y palmaditas de aprobación en la espalda. De no asistir "por causa mayor", el ministro de Cultura enviará a varios de sus subalternos. Viejos combatientes contra Fulgencio Batista tampoco faltarán, para entregar sus sonrisas de testimonio.

Si el funcionario devenido historiador lleva por ejemplo el nombre de Jorge Lezcano, el golpe de prensa tendrá efecto especial. Quien fuera Coordinador Nacional de los CDR y primer secretario del Partido en La Habana —hoy es un asesor venido a menos de la Asamblea Nacional—, ya desde esos cargos engrasó perfectamente el mecanismo.

Primero un aviso al departamento de prensa del Comité Central y luego a la AIN, la inefable Agencia de Información Nacional, que se responsabilizará de las credenciales. Un telefonazo a los directores de los medios, con el día y la hora. Para la radio, una advertencia terminante: la noticia del lanzamiento debe estar en los noticieros durante 24 horas. Es lo que en jerga periodística se llama "dar pelota". Si se puede —y una persona con tantas relaciones como un ex primer secretario siempre puede— se advierte en la credencial que habrá un brindis.

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