www.cubaencuentro.com Jueves, 21 de octubre de 2004

 
  Parte 1/2
 
Cuba, un eterno huracán
Casi el 50 por ciento de las viviendas cubanas se halla en mal estado. Los vientos y las olas de la desidia.
por MIGUEL CABRERA PEñA, Santiago de Chile
 

Cuando el gobierno cubano informó que los vientos del huracán Charley habían destruido más de 16.000 viviendas, la cifra no pareció entonces de singular relevancia. Era una más entre varias, todas calamitosas. Algunos días más tarde, el primer secretario del Partido en Ciudad de La Habana, Pedro Sáez, variaba sustancialmente los números: las viviendas dañadas habían sido más de 31.000 (cerca de 41.500 en la provincia vecina) y las totalmente destruidas 469. Cualquiera de los dos casos permite aquilatar la gravísima situación habitacional en Cuba, una crisis que llegará nadie sabe dónde.

La Habana
La Habana: Charley llovió sobre lo mojado.

Para armar una idea en perspectiva del daño que causó el meteoro, bastaría señalar que de 1997 a 1999, según datos oficiales, el número de viviendas construidas en La Habana no rebasó las 14.000. En el primer lustro de los noventa, el catedrático Mesa-Lago calculó en 880.000 el déficit habitacional del país —la crisis es más profunda en La Habana—, en tanto el régimen estimaba en mayo de 1997 que la mitad mostraban un estado técnico clasificado de regular o malo.

Desde luego que las autoridades isleñas no son nada inclinadas a divulgar y actualizar estadísticas que prueban en igual proporción la desidia e ineficacia del sistema, en torno a un asunto fundamental de la convivencia civilizada. Aun sin descartar la disponibilidad restringida de recursos, especialistas coinciden en que se pudo hacer mucho más en pro de brindar cobija digna a grandes masas poblacionales. En la actualidad se estima que existe en el país un déficit de un millón 600 mil casas y el 39 por ciento de las existentes no cumplen las normas de habitabilidad.

El cuadro será entonces excelentemente desalentador si se añaden los menguados planes de los últimos años respecto a la edificación habitacional, famosa por la precaria calidad de sus terminaciones. Por si fuera poco, habría que adunar centenares de casas y edificios que se deterioran o colapsan cada año. Entre 1993 y 1996, por ejemplo, se produjeron 5.381 derrumbes parciales o totales. El promedio en el período fue de más de tres derrumbes diarios en la capital.

No es precisamente una metáfora esa impresión de "ciudad después de bombardeo" que ofrece cierta literatura nacional e importantes tramos del cine cubano. El polvo, las paredes desconchadas y la abulia no se apartan de la mirada. No son tramas escogidas al azar ni con intención, son realidades que penetran por los sentidos, a veces sin consentimiento expreso de los autores.

1. Inicio
2. Detrás de la...
   
 
EnviarImprimir
 
 
En Esta Sección
Saturno a cargo de los asuntos
ALCIBíADES HIDALGO, Miami
La fragilidad
ALEJANDRO ARMENGOL, Miami
El costo del inmovilismo
ARTURO LOPEZ LEVY, Denver
Editoriales
Sociedad
Represión en Cuba
Cultura
Internacional
Deporte
Opinión
Desde
Entrevista
Buscador
Cartas
Convocatorias
Humor
Enlaces
Prensa
Documentos De Consulta
Ediciones
 
Nosotros Contacto Derechos Subir