www.cubaencuentro.com Miércoles, 06 de julio de 2005

 
  Parte 1/3
 
La Isla de la salud ¿ajena?
Exportación de médicos, improvisación profesional e infraestructuras en ruina: El colapso del sistema sanitario cubano.
por MICHEL SUáREZ, Madrid
 

En Güira de Melena, un pequeño pueblo de La Habana, es de conocimiento público el caso de la señora que, apremiada por operarse de cataratas, colgó en la puerta de su casa un cartel que inmediatamente provocó la reacción de la policía. El singular anuncio decía: "Se permuta para Venezuela".

M. Cubanos
Médico cubana en Venezuela.

Vecinos del pueblo contaron que cuando la policía le preguntó por el significado del cartel, ella respondió que requería operarse de cataratas, porque ya casi no veía, y pensó que esa era la única forma de entrar rápidamente a un quirófano en Cuba. A los pocos días, una ambulancia la trasladó a la Liga contra la Ceguera, donde finalmente fue intervenida.

El caso de Güira de Melena, además de absolutamente real, es la cara perfecta del estado ruinoso de la salud pública cubana y de la impotencia de los ciudadanos, con respecto a las decisiones políticas del régimen, que terminan marginando al cubano de a pie, incluso en el sensible tema sanitario.

Desde los años ochenta, el gobierno dedicó algunas de sus instituciones médicas a la atención "diferenciada" de diplomáticos, turistas extranjeros y altos dirigentes del aparato estatal. Es el caso de la clínica Cira García, una de las vitrinas de los no despreciables éxitos médicos cubanos, aunque reservada sólo para algunos privilegiados.

"La Cira García se dedicó a ese asunto en la época en que Fidel Castro dijo que el Centro de Investigaciones Médico-Quirúrgicas (CIMEQ) pasaría a incrementar el número de camas de la capital", aclara Miguel Ángel García Puñales, ex alto funcionario del Ministerio de Salud Pública (MINSAP). Sin embargo, esto nunca sucedió, y salvo casos muy concretos, el CIMEQ sólo se ha dedicado, tras 40 años de servicio, a la atención de ciudadanos extranjeros, dirigentes y "amigos de la revolución cubana".

Según García Puñales, esto no difiere de la denominada Misión Milagro, mediante la cual se atienden en la Isla cientos de miles de sudamericanos, especialmente venezolanos. "Los únicos objetivos de estos centros, aunque supuestamente se crearon para recaudar divisas para el Ministerio, son generar favores, crear amigos y estados de ánimo, y fortalecer los programas de determinados partidos políticos afines de la región", precisa el que fuera —a principios de los noventa— jefe del Departamento de Desarrollo e Información Científica del MINSAP.

Actualmente, mientras las listas de espera para operarse de cataratas o de cualquier otro asunto que clasifique como 'no urgente', son interminables, La Habana ha anunciado la realización de 100.000 intervenciones quirúrgicas para curar este mal a igual cantidad de ciudadanos de América Latina, sin que se resuelva la situación de personas como la del citado caso de Güira de Melena, que se vio precisada a recurrir a la protesta pública camuflada.

El 'milagro' de los otros

Lo peor de todo es que las autoridades cubanas recurran al cinismo y a la retórica populista para presentarse como las 'salvadoras del mundo', cuando ni siquiera son capaces de solucionar medianamente las graves dificultades que padece la población de la Isla.

El pasado 20 de junio, Fidel Castro intervino en el Quinto Congreso Internacional de Oftalmología, en La Habana, para confirmar que, "gracias a la Misión Milagro, decenas de miles de venezolanos de origen humilde han recuperado la vista". El gobernante agregó que "la inmensa mayoría de ellos eran pacientes aquejados de cataratas, los que estaban condenados a permanecer ciegos por no disponer de unos dos millones de bolívares (mil dólares) que como mínimo exigen las instituciones privadas de salud para la operación quirúrgica".

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