www.cubaencuentro.com Viernes, 09 de septiembre de 2005

 
  Parte 1/2
 
Orgullo e igualdad más allá del naufragio cubano
La otra transición: ¿Conducirá la desaparición del régimen al pleno reconocimiento de los derechos de los homosexuales y a la erradicación de la homofobia?
por SUSET SáNCHEZ, Madrid
 

El jueves 30 de junio se aprobó en España la Ley del Matrimonio Homosexual, lo cual deviene otro paso democrático hacia la igualdad de derechos de los ciudadanos en la sociedad. Con ello, la anual y ya histórica celebración del Orgullo Gay en Madrid, tuvo en esta ocasión un motivo adicional y de raigal importancia para organizar su expresiva cabalgata. El sábado 2 de julio, desde las seis de la tarde, el centro de la ciudad se llenó de colores, de un espíritu festivo y una voluntad de reivindicación que contagió a gays, lesbianas, transexuales y heterosexuales, unidos todos por el respeto y la tolerancia mutua.

O. Gay
La bandera cubana, junto a las del PSOE y del movimiento gay, en la marcha de Madrid por el Día del Orgullo Gay. (S. SÁNCHEZ)

Una veintena de carrozas formó parte de la elocuente marcha. Al frente, en el carro del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), junto a las banderillas del partido y a la bandera del arco iris, sobresalían los colores blanco, rojo y azul de una bandera cubana, cuya presencia resultaba llamativa, inquietante, pero sobre todo retadora. A esa insignia se sumaban otras banderas cubanas que emergían de la multitud de personas que desfilaban por el reconocimiento de derechos, por el alcance de una sociedad que no viole principios básicos de igualdad entre los seres humanos, por la libertad de expresión y de acción.

La primera idea tras esa visión rebelde que encarna una bandera cubana en la cabecera de un desfile del Orgullo Gay, constata ese arrojo de los cubanos de abandonar la Isla en busca de un espacio utópico, que alcanza su concreción en esos perímetros de libertad que proporcionan las sociedades democráticas.

A ello se une esa capacidad —a veces molestamente chovinista— de hacerse notar, de marcar y dejar huellas de una presencia a través de signos culturales y símbolos que aluden a la condición cubana. Pero más importante es vislumbrar en ese gesto de resistencia, las miles de voces que en Cuba continúan siendo "subjetividades laterales" por su condición sexual, condenadas a cotas de marginalidad y repudio que no escapan a la censura punitiva del poder del Estado.

La sociedad falocéntrica

Un paralelismo imaginario de este Orgullo Gay 2005 que recién se vivió en Madrid, nos trasladaría a un espacio y un tiempo futuros de transición difíciles, porque el entrenamiento popular en el diálogo y el consenso, tras tantos años de ostracismo en una sociedad falocéntrica y machista per se, implicaría que la diferencia, como estatus "marginal", no terminaría con el régimen, y seguiría habitando en la conciencia homófoba de millones de cubanos.

No obstante, el Orgullo Gay 20XX en Cuba, seguro iniciaría su desfile en el Parque Central, junto a la estatua del Apóstol, quizás como un guiño histórico del destino a aquella ocasión en Chikering Hall cuando coincidieron Oscar Wilde y Martí, el primero dictando una conferencia, y el segundo, anónimo en la distancia, escuchándole desde el público. Las diferentes carrozas, amontonadas unas tras otras frente al emblemático Capitolio, iniciarían su periplo con el saludo afectado de sus ocupantes al pétreo poeta, recordándole la reprobación que en sus artículos hiciese del artificio de Wilde, y agradeciéndole al unísono que reconociese y alabase en él la entereza de no pactar con la hipocresía de la Inglaterra Victoriana.

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